Este viernes 15 se estrenó en toda España
"Bajo las estrellas", dirigida por Félix Viscarret, con críticas unánimamente positivas (este hombre es el único capaz de hacer que
ABC,
El País y
El Mundo coincidan en algo, debería pensarse hacer carrera política).
En medio de la intensa campaña de promoción, Félix ha sido tan amable como para responder a unas cuantas preguntas que le envié por correo electrónico. Aquí las transcribo.
¿Para qué, por qué, te dedicas a este trabajo? ¿Te planteaste en algún momento hacer otra cosa? ¿Crees que ya es tarde para esa carrera de notario?
Mi tía abuela, que me quería de forma sobrehumana y era mi fan número uno, siempre me dijo: “tú tranquilo, Félix, si no te va bien siempre podrás hacer una carrera más seria, más de las tuyas, como derecho”. Espero que si ahora me está viendo ella considere que mereció la pena apostar por esto del cine.
¿Si pudieras resucitar a algún actor o actriz, o traértelo de cualquier lugar extraño, con quien te gustaría trabajar?
Trato de no pensar en actores concretos cuando escribo (aunque a veces es inevitable). Lo que sí me gustaría es crear una galería de tipos entrañables aún con sus locuras humanas. Tipos que podrían saltar de una de mis historias a otras y ser amigos. Tipos que podrían pertenecer a un mismo mundo. Por ejemplo, quizás los hermanos Benito y Lalo de “Bajo las estrellas” podrían haber conocido en un universo paralelo a los protagonistas de mi corto “Canciones de Invierno” y haber sido todos buenos amigos. A mí me gusta pensar eso, qué demonios.
¿Es cierto que Alberto San Juan (que, por cierto, está increíble en la peli) estuvo siempre entre los diecisiete actores en que pensaste para el papel principal?
Por eso trato de no pensar mucho en actores concretos a la hora de escribir. Porque luego su complicada agenda hace casi imposible que puedan rodar tu película. Cuando leí la novela de Aramburu pensé y soñé en San Juan como protagonista. Lo veía con claridad: me lo imaginaba diciendo los diálogos, sus giros y reacciones… Pero cuando los compromisos de San Juan le impedían rodar nuestra película (al menos al principio de todo) desde luego que pensé en otros actores, todos ellos maravillosos también. Al final San Juan pudo. Y su trabajo en “Bajo las estrellas” es increíble. Es mérito suyo así que lo digo abiertamente y me quedo tan ancho. A veces veo a Benito en la pantalla y me olvido de que es Alberto San Juan. Hablan diferente, miran diferente, se mueven de forma diferente…
Se comenta que durante el rodaje llevabas un papel en el bolsillo en el que se explicaba qué es un salto de eje y cómo evitarlo, ¿tuviste que utilizarlo?
Dani, me temo que el salto de eje ha muerto. Siento darte esta noticia. En “Bajo las estrellas” nos lo hemos saltado más de un par de veces… pero con cariño, cuidado. Era nuestro estilo visual para esta historia: vivo, ágil, nervioso, convulso…
La taquilla del cine español no es muy buena este año, ¿crees que podrá recuperarse con “Bajo las estrellas” o, al contrario, será la puntilla?
Me cuesta hablar de “cine español” o de cualquier otro país, al igual que me cuesta pensar en “literatura española”. ¿Cómo podemos englobar a gente, voces tan diferentes? Yo sólo veo historias. Y dentro de cualquier país las hay originales, buenas o terriblemente aburridas. En el caso de “Bajo las estrellas” te puedo hablar de las impresiones cuando la película se ha proyectado en pases abarrotados de público. Creo que se puede ver cómo la película hace reír, emociona, y luego salen comentando secuencias, diálogos… Al menos a un tipo determinado público, claro. Luego si la gente entra más o menos en el cine a verla, o prefiere hacer otra cosa en su tiempo libre, pues es otra historia.
¿Podrías contarnos cuál fue tu trayectoria antes de “Bajo las estrellas”?
He hecho un puñado de cortometrajes. Ahí van unos cuantos (al menos los que han tenido exhibición por festivales, TV, etc.): “Dreamers” (“Soñadores”), “El día que vi a Karin”, “Canciones de Invierno”, “Los que sueñan despiertos” y “El álbum blanco”.
¿A quién te gustaría parecerte cuando seas mayor?
No te voy a hablar de ningún director famoso. Antes te he hablado de mi tía abuela. Bueno, pues para mí fue una persona que enseñó lo que es la generosidad y la tolerancia con su ejemplo. Una de esas pocas personas, difíciles de encontrar, pero que nos devuelven la fe en el ser humano. Ojalá que algún día me pueda parecer en algo a ella. Aunque sea mínimamente…
¿Cómo fue escribir “Bajo las estrellas”? ¿Fue difícil adaptar una novela ajena?
Fue un proceso largo. Incluso fui alternando las diferentes versiones de guión con rodajes de cortos y demás. Pero también fue muy placentero. Fernando Aramburu, autor de la novela en la que nos basamos, me animó a que llevara la historia a mi terreno, a que me sintiera cómodo, a que creara un universo cinematográfico con estilo propio, al igual que él había hecho lo mismo en el literario. Aramburu es una persona muy respetuosa y desprendida.
Decidiste mantener muchas referencias locales, a Navarra y Estella – escenarios de la novela y la película. Esto no es muy habitual en el cine español. ¿Qué reacciones ha habido a esto? ¿Qué te llevó a tomar esta decisión? ¿Vas a poder volver a Navarra después de esto?
Para el equipo que hicimos la película era un reto hablar de un lugar concreto, del carácter de sus gentes, de sus raíces, y a la vez contar una fábula universal, moderna, con la que todo el mundo se pudiera identificar: la redención de un antihéroe que vuelve a casa y por primera vez se involucra con los suyos, con la gente a la que quiere. Por eso la película tiene ese aspecto universal como de “road-movie” pero también hace algunas referencias a la idiosincrasia de los navarros. Con humor… y con cariño. Los navarros sabemos reírnos de nosotros mismos.
¿Qué te gustaría provocar en el espectador de “Bajo las estrellas”?
Mis comedias favoritas son aquellas que te hacen reír mucho pero que también te dejan un poso profundo, te emocionan, y quizás hasta te hacen llorar en algún momento. Ojalá que el espectador sienta algo parecido cuando ve nuestra película.
La película tiene un tono algo melancólico, una mezcla de humor y drama... ¿te resultó difícil controlar esa mezcla de tonos? ¿Tenías miedo de que en algún momento se desequilibrara demasiado en alguna de las dos direcciones?
Ese fue otro de los grandes retos. Lo trabajé mucho en la fase de guión (conté con la colaboración de Ana Sanz-Magallón, una story-editor que me ayudó a tener la perspectiva justa) y lo volví pulir mucho en la fase de montaje. En este caso fue vital el trabajo del montador Ángel Hernández-Zoido y las conversaciones con nuestro productor, Fernando Trueba. Había que establecer un equilibrio muy delicado entre el humor y los momentos más emotivos, sin que lo uno descompensara lo otro. Lo bueno del humor, en la vida y en el cine, es que gracias a él liberamos la tensión de los momentos más tristes.
Tu estilo es poético y, desde luego, muy sensible, algo no demasiado habitual en nuestro cine, ¿sabes por qué?
Agradezco mucho que digas esto, Dani. No sé si es sincero o por amistad. Pero es el espectador quien tiene que decidir esas cosas.
Si tuvieras que elegir con qué otros directores te identificas, ¿cuáles citarías?
Me gustan mucho Woody Allen, Wes Anderson, Joel Coen, Patrice Leconte, Steven Soderbergh, Bertrand Tavernier, Terrence Malick, Agnès Jaoui, Arnaud Desplechin… Y de los jóvenes, ahora sigo la pista de lo que hace gente como Santi Amodeo, Víctor García León… Y cada vez que alguien me pregunta algo así luego me torturo por haberme dejado a directores geniales que me apasionan…
¿Cómo ves las cosas para los que se dedican al cine en España?
Chungas. No sé si más que antes, o igual que siempre. No tengo la perspectiva ni la experiencia. Pero chungas.
Cuando te toca escribir un guión original... ¿cómo comienzas? ¿Tienes claro el final de la historia desde el principio? ¿Te dejas llevar?
Siempre empiezo a escribir cuando tengo el tono (si es más o menos cómico, o en qué aspectos será más melancólico…), y me gusta tener decidido el universo (si refleja un mundo contemporáneo, urbano, o más atemporal…). Y también suelo ver claro cómo terminará, o al menos, si no está decidida la secuencia final, sí la sensación que nos va a dejar: si acabará de forma esperanzadora, o si será un final abierto que deje sensación de buen rollo…
¿Tienes algún hábito de trabajo particular, especialmente productivo o, al revés, lamentable? Por favor, céntrate en los hábitos lamentables, esto provoca empatía con el lector...
Me echo en cara todas las formas en las que suelo perder el tiempo cuando debería estar escribiendo de forma disciplinada: que si leo críticas y busco trailers en internet, que si veo la televisión, que si espío a mis vecinas (nunca veo nada reseñable, la verdad), que si me pongo a emparejar mis calcetines… Admiro sinceramente a los guionistas disciplinados (donde quiera que estén).
¿Usas películas, manuales de guión o algún otro tipo de droga para inspirarte?
En los momentos duros, justo los de perder el tiempo y despreciarme a mí mismo, sí que a veces me viene bien ver una buena película que me devuelva las ganas de intentarlo y me sugiera o me anime a escribir secuencias o diálogos con una energía renovada.
¿Te basas en experiencias personales para escribir?
Yo soy de los que piensan que hasta las historias más fantásticas nos emocionan más cuando el guionista o el director han volcado algo de sus pasiones, sus frustraciones, sus miedos y sus amores.
¿Cuál suele ser el germen de tus cortos o películas: una imagen, una frase, un sueño, una historia, una escena de otra película...?
Oye, Dani, que definición más bonita. Supongo que un poco todas esas cosas. A veces también es una experiencia personal. Entonces, como digo, es algo que te toca a ti y a la vez hace que mucha gente se sienta identificada. Por ejemplo: el terrible encuentro con una ex-novia. Desde “Casablanca” hasta “Gladiator”… ¿Hay mejor detonante para una historia?
¿Te parece responsable hacer una película española sin apenas mensaje social? ¿O lo tiene y yo no lo he captado?
Hay referencias a la vida social (y política) del Norte, pero no son el tema central. Quizás me centro más en los sentimientos de las personas y en sus dilemas morales. No creo que eso sea irresponsable. Ojalá que la gente que vaya ver “Bajo las estrellas” salga con la conclusión de que la vida, por muy jodida que se nos presente a veces, sigue mereciendo la pena. O al menos sigue mereciendo la pena luchar por ella.
Pues sí, así de humano, entrañable y honesto es Félix Viscarret.
Y así es su película.
Etiquetas: adaptaciones, cine español, guionista, reflexiones sobre escritura