31.12.08

2008

La oreja de un hombre. Las extrañas máscaras que cuelgan de las paredes de su despacho. Un psicólogo investigando la locura de su jefe. Tratando de hacerse su amigo para poder delatarle posteriormente. Ahora que lo pienso, un Apocalypse now empresarial. “La cuestión humana”, una película rara, exagerada pero… también una de las más inquietantes y clarividentes del año. Las palabras como coartada. El lenguaje técnico y su aséptica precisión, idóneos para escamotear la realidad.

Cava el martes, tiramisú el viernes… y risas todos los días. Nunca pensé que el trabajo fuera esto. De haberlo sabido, no hubiera estado tanto tiempo esquivándolo.

Philip Seymour Hoffman en una camilla. Pide perdón a su padre, Albert Finney: todo fue un accidente. Ni él ni su hermano querían que mamá muriera, querían atracar la joyería y marcharse. El padre escucha las palabras de su hijo y parece perdonarle. Sin embargo, luego toma los electrodos que miden las constantes vitales de su hijo, se los coloca a si mismo y le asfixia con la almohada. Vuelve a fijar los sensores sobre ese pecho ya muerto y sale de la habitación del hospital.

Tirando a la papelera las servilletas sucias de pintalabios, dice que ésa es una cesta llena de besos. Gracias a su frase, la secretaria pasa a ser “copy” en esa agencia de Madison Avenue. Un día descubre que ese cinturón que vibra produce satisfacciones mucho más inmediatas que su supuesto efecto adelgazante. Los locos de la publicidad en la bisagra entre dos décadas . Los sesenta no acababan de llegar y los 50 tardaban en marcharse. Hippies en Greenwich Village y madres a lo Tippi Hedren en las afueras. Y esos títulos de crédito…

El rodaje ha acabado. Tres días llenos de arena, viento, problemas y muchas risas. En coche, con uno de los actores, llego a Barcelona. Pierdo el tren por poco. Otra vez tendré que viajar en litera. Leo los periódicos en la estación de Sans, y, por teléfono, me van dando los resultados de las elecciones. Once horas de viaje de vuelta. Arena en el pelo y una extraña sensación de felicidad y agotamiento en el resto del cuerpo. Llego a Madrid con el tiempo justo de comprar una tarta y llevarla a la oficina. Es mi cumpleaños.

La cabeza sale por un pequeño hueco que han practicado. Así el pobre maestro de costura napolitano que acude a dar clases a las chinas puede hablar con los demás ocupantes del coche. Posiblemente no sabe que está metido en algo mucho más peligroso que el maletero de un coche en movimiento. Un poco más tarde, un par de tontos en bañador disparan sus armas recién robadas al borde del mar, sólo por divertirse. Pobres idiotas. Morirán pronto, a manos de tipos sólo un poco menos tontos que ellos.

Más tontos. Muchos tontos. Una conjura de necios en una película… ¿necia? ¿o demasiado inteligente? "Quemar antes de leer". Sigo desconcertado. Esa conversación final entre dos cargos intermedios de la CIA:
- Así que… ¿qué aprendimos de todo esto?
– Hmm… no lo sé.
- Yo tampoco tengo ni puta idea.

Suspicious minds” en aquél karaoke. Nunca una feria del Libro tuvo consecuencias tan funestas para el arte.

Una clínica que está a sólo seis paradas de autobús de donde escribo esto. Una niña enferma: “¿Quieres que rece para que tú también te mueras?”. De pie, entre los asientos vacíos de uno de aquellos autobuses (que serán siempre “villavesas” aunque no vayan a Villava), renunciando a sentarse, también su hermana ofrece su dolor a su dios. "Camino" no es sutil, no es delicada, sobran sueños, pero… para mí es la peli española del año (de las que he visto) aunque sólo sea por hablar de la otra enfermedad moral de mi tierra.

Cate Blanchett, ¿actor del año? Por ahora en España sólo los delincuentes podemos responder que... sí, sin duda.

El psicólogo ante la puerta abierta. Dentro está Laura. Su paciente de los lunes. ¿Qué hará Paul? ¿Traspasará el umbral?

Probablemente, la canción del año.

El hijo de Skarsgaard, sin camiseta y un gran tatuaje en la espalda, corriendo con los brazos abiertos entre los soldados incrédulos.

Semana Santa. Conduzco por el sur de Francia. Cantamos una canción sobre un asesino que se disfrazaba de payaso. A veces la felicidad te asalta en un coche alquilado.

La familia, la casa de campo, los cuadros de Corot, los muebles de Marjorelle y… "Las horas del verano" que pasan, ahí, junto al río. Una película francesa. Pero en el buen sentido.

En Erandio se ríen con mi corto. La sensación me encanta y me planteo qué carajo he estado haciendo con mi vida hasta ahora. Me pregunto lo mismo que este otro asesino vestido de payaso.

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18.12.08

Aquí os traigo, gracias a un enlace que he seguido desde una página de Facebook, un artículo sobre "The Wire", denso y humeante como una canción de Tom Waits o un bar de estibadores polacos, obra de un escritor que ya no escribirá más.

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5.12.08

Titulares confusos (3)

Los terroristas de los atentados de Bombay recibieron ayuda de Bangladesh

Analistas creen que Pakistán no actuó sólo y que fue ayudado por India y Bangladesh

(...)

MADRID.- Los terroristas que asesinaron a más de 180 personas en la ola de atentados que sacudió la semana pasada en Bombay fueron ayudados por un ciudadano de Bangladesh, según han asegurado fuentes de las fuerzas de seguridad indias.


(El Mundo.es, 5 de diciembre de 2008)

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