3.5.11

Análisis de guiones: Torrente 4. Lethal crisis (spoilers)


Retomo estos análisis de guión después de unas cuantas semanas de ausencia. Esta vez le toca a uno de los grandes éxitos de la temporada, la cuarta parte de Torrente, escrita, dirigida y protagonizada por Santiago Segura.

Como siempre, os advierto de que, a partir de aquí todo estará lleno de spoilers o, en castellano castizo torrentiano, cosas que te pueden joder la peli si no la has visto.

Tú verás si sigues leyendo, moreno.

Breve resumen

José Luis Torrente arma un desastre como encargado de seguridad de una boda. Posteriormente, cuando malvive en la miseria, recibe un encargo que resulta ser una encerrona. Acaba detenido. Logra salir de la cárcel para descubrir que quien le tendió la trampa fue el padre de la novia, resentido por el desastre que armó en la celebración de la boda. Torrente logra derrotar a este individuo pero… acaba en la cárcel de nuevo.

Pequeño análisis de la estructura

Detonante de la acción:

Torrente, con su habitual incompetencia, provoca un extraordinario caos en la boda de la hija del millonario Rocamora. Minuto 7.

Primer acto:

Sin trabajo ni dinero, Torrente trata de sobrevivir en la miseria. Tras diversos episodios lamentables y humillantes, conoce a un simplón llamado Ring Ring. De pronto, unos hombres se ponen en contacto con él.

Primer punto de giro: Cuando peor le van las cosas, Torrente recibe una oferta: le pagarán una fortuna por matar a un hombre. (Minuto 22)

Segundo acto:

Torrente trata de elaborar un plan y de reunir a un grupo para cometer el crimen. Encontrar cómplices fiables le resulta difícil. Incluso Ring Ring, su nuevo socio, le deja en la estacada. Torrente, que ha tratado por todos los medios de no cometer personalmente el crimen, se ve obligado a hacerlo. Sin embargo, cuando va a llevarlo a cabo, se encuentra con que todo ha sido una trampa. La presunta víctima ya ha sido asesinada y la policía le detiene como si fuera el culpable. Minuto 34.

Ya en prisión, Torrente trata de defenderse de los internos y se busca aliados para intentar la huida. Un primer plan, que tiene como excusa un partido de fútbol, fracasa pero… el segundo intento, aprovechando un viaje del coro de la cárcel, tiene éxito. Gracias a la ayuda de sus amigos del bar, Torrente ya está en la calle.

El ex policía amenaza a Ring Ring y localiza a quien le hizo el encargo.

Segundo punto de giro: Torrente se entera de que quien tramó la emboscada en su contra fue el millonario Rocamora. (Min. 74)

Tercer acto: Para vengarse de Rocamora, Torrente le chantajea utilizando unas fotos de su hija. Logra acabar con el millonario pero… acaba detenido de nuevo por la policía. Ha vencido a su antagonista, pero regresa a prisión.

Protagonista: José Luis Torrente, ex policía miserable y corrupto.

Antagonista: Rocamora, millonario despiadado.

Objetivo del protagonista: Vivir una existencia de vicio, pereza y degeneración pero en libertad.

Aliados: Ring Ring, Peralta (amigo protector en la cárcel), Tío Gregorio, Barragán (y todos los del bar).

Obstáculos, reveses: detención de Torrente, enfrentamiento con los demás presos…


Mi análisis:

En esta serie de análisis, creo que es la primera vez que escribo sobre una comedia pura. Antes fueron "Buried", "La Red Social", "También la lluvia" y "El discurso del Rey". Me encuentro con un serio problema: creo que la opinión que uno tenga sobre la película depende básicamente de... si le hacen gracia sus chistes. "Torrente 4. Lethal Crisis" tiene una trama leve y, en mi opinión, correctamente construida pero que resulta, básicamente, una percha de la que colgar gags del personaje. Gags soeces que algunos espectadores encontrarán insoportables y otros hilarantes.

Como digo, la estructura de Torrente 4 me parece eficaz, bastante sencilla y no especialmente original. Torrente se granjea un enemigo en la primera secuencia. Sin él saberlo, ese enemigo le tiende una emboscada que le lleva a prisión. Logra escapar y vengarse de su enemigo, aunque el final es agridulce, al ser Torrente detenido de nuevo.

Personalmente opino que la trama está correctamente llevada y es sorprendentemente “convencional” de acuerdo a los criterios clásicos de guión.

La clave de la saga de Torrente es, como todos podéis imaginar, el personaje de José Luis Torrente. Las historias que le ocurren son, básicamente, excusas para dar lugar a gags del personaje, enfrentándole a situaciones que dan lugar a cualquiera de sus aberrantes reacciones. La decisión de Segura suele ser introducir a este personaje en algún caso policial o pseudopolicial en el que Torrente debe enfrentarse a algún villano omnipotente, trasunto hispano de los malvados de James Bond. De hecho, la parodia del mítico espía británico resulta evidente en los títulos de crédito iniciales. En mi opinión, como siempre ocurre en las películas de Torrente, suelen ser las escenas de estos caricaturescos villanos las que más desentonan en las películas. Aunque la selección de los actores que los encarnan es muy peculiar, siempre en mi opinión, sus secuencias suelen ser muy poco verosímiles.


Todo lo contrario ocurre con las escenas del inframundo de borrachos, prostitutas y pequeños delincuentes en el que Torrente se mueve como un cerdo en su charco. El primer acto de esta entrega de Torrente se toma su tiempo para describir la miseria económica y moral en la que vive el ex policía: hace cola para conseguir comer en un comedor social, se pelea por basura con unos gamberros callejeros, alquila ilegalmente su piso a emigrantes sudamericanos con los que es evidentemente racista, engaña a un tonto para que le pague un peep show…

En mi opinión se trata de un primer acto muy descriptivo en el que la trama tarda en arrancar. Sin embargo, también es cierto que se trata, posiblemente, de la parte más realista y verosímil de la película. Se puede ver incluso, en esta parte, un cierto comentario crítico a la actualidad de nuestro país: la crisis económica general, la relación con los emigrantes, etc.

Más allá de la secuencia inicial precréditos que ilustra el desastroso último trabajo de Torrente, la trama propiamente dicha desaparece hasta el minuto 24, cuando Torrente recibe un misterioso encargo.

El encargo consiste en asesinar a un individuo del que nada sabíamos hasta entonces. Cuando todos sus supuestos socios le abandonan, Torrente, acuciado por su nefasta situación económica, debe llevar a cabo el crimen él solo. Se encuentra entonces con que se trata de una emboscada. La policía le detiene inmediatamente.

Gracias a una eficaz elipsis, lo siguiente que vemos es a Torrente encarcelado por un crimen que no cometió.

Este asunto, que Torrente sea acusado de injustamente tiene, sorprendentemente, poca importancia en la historia. Torrente apenas protesta por haber sido detenido y dedica todas sus fuerzas a sobrevivir en prisión con ardides vergonzantes y a elaborar toscos planes de huida para los que recluta a los más tontos de la prisión. Ocupa mucho espacio en el segundo acto de la película el plan de fugarse, a lo “Evasión o Victoria”, aprovechando un partido de fútbol que organiza a modo de “cortina de humo”. El partido que, como prácticamente todas las escenas de la película, está trufado de cameos y apariciones de personajes conocidos, resulta también sorprendentemente intrascendente: el plan de huida fracasa y, en el intento, fallecen varios de los compinches de Torrente. Después de tanto esfuerzo para lograr fugarse, la huida se consigue de un modo mucho más sencillo y menos preparado (con la ayuda de los colegas del bar que frecuenta Torrente, aprovechando un viaje del coro de la cárcel).

Los segundos actos suelen ser los más difíciles de escribir y… con frecuencia, los más difíciles de ver también. Un guionista suele saber cómo empezar su historia y cómo concluirla. Pero… ¿cómo desarrollarla convincentemente a lo largo de toda su duración? ¿Cómo dar la impresión de que la trama avanza a lo largo de esa larga extensión en la que se pueden dar pasos adelante pero… no demasiados? Muchas veces, esa parte de la historia se convierte en una sucesión de fracasos del protagonista de los que se rehace poco a poco, con la ayuda de algún socio y gracias a los cuales aprende algo que le lleva a solucionar, finalmente, su problema al final (si lo logra, claro). En Torrente 4 los minutos dedicados al plan de fuga frustrado (el partido de fútbol) se revelan, cuando éste fracasa, como bastante inútiles: Torrente logra huir de una forma más sencilla y mucho menos “sembrada” por el guionista, ¿para qué entonces, se ha dedicado tanto tiempo al famoso partido de fútbol? ¿Sólo para introducir los cameos de los futbolistas invitados?.

Sin embargo, como ya he escrito un par de veces en la comedia las digresiones son mucho más admitidas que en otros géneros. Si a uno le hace gracia un chiste, un personaje o una situación, considerará que conservarlos en la historia ha sido una buena idea. Estoy seguro de que muchos espectadores de Torrente han disfrutado de toda esa parte, de todas esas escenas carcelarias (llenas de peleas entre celebridades de YouTube y cameos de futbolistas) aunque no fueran esenciales para la historia.

El tercer acto comienza, a grandes rasgos, con la fuga de Torrente. El corrupto ex policía se enfrenta a su gran antagonista. Como la sed de justicia nunca ha sido una gran prioridad para el personaje, Torrente decide obtener dinero del millonario Rocamora chantajeándole con unas comprometedoras fotos de su hija que fueron tomadas en la primera secuencia de la película. Imagino que, a estas alturas, el espectador ha olvidado ese momento o, como yo, no le da demasiada importancia. Rocamora finge ceder al chantaje pero, de nuevo, trata de tender una emboscada a Torrente y su socio Ring Ring. Esta vez no consigue su objetivo. Los sicarios de Rocamora acaban matándose entre sí, Rocamora muere, Ring Ring y Torrente sobreviven a una larga serie de explosiones de coches voladores.


Las secuencias de acción de la película resultan bastante espectaculares y, a la vez, en mi opinión, excesivamente largas. Conforme avanza la película y la trama gana más importancia, la comedia va desapareciendo y gana enteros la acción. Es aquí donde, personalmente, entiendo que empeora la película: la trama de thriller resulta esquemática, el villano poco creíble y sus sicarios, estereotipados.

Afortunadamente, en esta entrega, Torrente apenas pasa tiempo con estos malos de cómic. La mayor parte de la película transcurre entre personajes que nos resultan mucho más reconocibles: putas, borrachos, obsesos sexuales, tacaños, idiotas, enfermos mentales... ¿Por qué todos estos lamentables ejemplares nos resultan tan reconocibles? ¿Por qué Torrente y su séquito parecen describir tan bien la España actual (y probablemente también la de siempre)? Ésa ya es otra cuestión y, seguramente, no soy yo la persona adecuada para contestarla.

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22.3.11

Rodando

Tengo una caja de 25 dormidinas en la mesilla de la derecha. Y una en mi cuerpo. Ahora, mientras escribo esto, la imagino, azul pastel, descendiendo por mi esófago. Aposentándose en mi estómago. Empezando a hacer lo que hagan los antihistamínicos cuando se aposentan en el estómago de un tipo que teclea en un portátil, a las 9:36 de la mañana, sentado en su cama. Tal vez su efecto sea instantáneo y el tipo no pueda llegar a completar este post. Ójala.

Con el post incompleto, el tipo faltaría a su cita del lunes en Bloguionistas. Pero sería capaz de dormir, por fin, más de cinco horas en una noche.

El tipo siente que un dedo duro le presiona los ojos, hacia el fondo, hacia la calavera.

El tipo siente que la frase anterior le ha quedado algo tremendista. Como arrancada de los apocalípticos diarios de rodaje de Álex de la Iglesia.

Arrepentido, decide aligerar el tono. Volver a la primera persona puede ayudar.

Como ya os conté en algunos posts anteriores, estoy empezando el rodaje de algo que será un pequeño largometraje.

Las cosas van bien. Muy bien.

Bárbara Santa - Cruz ha grabado ya casi todas sus escenas. En cuanto nos ha abrazado para despedirse la hemos empezado a echar de menos. Se la recomendaría a cualquier director que busque a una actriz inteligente, divertida, profesional y muy paciente. Quien busque a una diva caprichosa puede dirigirse a otra.

Más o menos, vamos cumpliendo el plan previsto. Algunas secuencias han cobrado vida en el rodaje. Otras, en cambio, se han revelado, como el ratón muerto que siempre fueron. Lo colocas sobre la mesa de disección y, simplemente, lamentas no haberte dado cuenta de que ese corazón nunca ha latido. Que hubieras hecho un favor a mucha gente dándote cuenta de esto antes. Supongo que esa es una de las lecciones que un guionista puede sacar de un rodaje: lo que no funciona en guión, no funciona en la película. Y, con lo que cuesta grabarlo, merece mucho la pena auscultar antes el corazón de cada una de las secuencias. Sólo si hay algo que late ahí abajo, sólo entonces, merece la pena rodarla.

Acabo de bostezar. Tal vez llegue el sueño, por fin.Voy a abrirle la puerta. Os dejo.

Hasta el próximo lunes.

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21.12.10

Mis diez películas del año

Os traigo una iniciativa nunca vista. Se trata de una lista de las diez mejores películas del año.

No sé por qué, este año, como si fuera un personaje de Nick Hornby, me han entrado las ganas de escribir listas. Os propongo que os unáis a esta actividad tan inútil como inofensiva.

Las condiciones: deberán ser películas de ficción estrenadas en España en 2010 aunque hayan sido producidas en otro año (si tenéis dudas, buscad en Internet la fecha de estreno en España, es fácil de encontrar). Sumaré las puntuaciones que publiquéis en vuestros comentarios en el post en Bloguionistas (10 puntos a la “mejor película” que elijáis, 9 a la segunda y así sucesivamente) y colgaré vuestra lista en mi próximo post, el último del año.

Vamos, en orden inverso, con mis películas de 2010. Evidentemente, es un orden absolutamente subjetivo y me encantaría discutirlo con vosotros entre mordiscos al turrón de yema tostada y tragos de cava.

10 “El escritor” dirigida y escrita por Roman Polanski, adaptando una novela de Thomas Harris (que también coescribió el guión). Aunque una premisa y unos personajes muy interesantes se desperdician en una trama de thriller algo convencional, la historia de este “negro” contratado para escribir las memorias de un primer ministro caído en desgracia está tan maravillosamente dirigida que uno queda absolutamente seducido por la elegancia y la precisión de su puesta en escena. Uno no puede evitar establecer comparaciones entre ese primer ministro (inspirado al parecer en Tony Blair) aislado en un chalet y acosado por la prensa y la situación que el propio Polanski ha sufrido a lo largo de este año.

9 “El silencio de Lorna” (“Le silence de Lorna”) dirigida y escrita por Luc y Jean Pierre Dardenne. El cine “social” y el género negro están mucho más cerca de lo que solemos recordar. Los Dardenne dan un paso más en esa dirección. Tal vez no sea su mejor película, pero sí parece mostrar un ligero cambio en su estilo. Creo que por primera vez en sus películas, “El silencio de Lorna” incluye unas pocas notas de música no diegética sobre unas últimas imágenes inolvidables. Igual que el personaje del yonqui rehabilitado encarnado por Jérémie Renier, uno de los más entrañables que he visto este año en el cine. Ah, por cierto, la peli incluye una elipsis espectacular.

8 “Fantastico Sr. Fox” dirigida por Wes Anderson. Adaptación de un relato de Roald Dahl por Anderson y Noah Baumbach. Una maravillosa fábula, divertida y ágil, realizada con la animación más tradicional y laboriosa. Tras verla uno piensa, como decía Jonás Trueba en su blog, que tal vez Wes Anderson, con esos personajes tan hieráticos y aparentemente inexpresivos, siempre ha estado dirigiendo películas de animación, aunque, en lugar de un zorro, las interpretara Bill Murray. Sea como sea, me parece que esta es una de las que mejor le ha salido.

7 “Un profeta” de Jacques Audiard. Malik, un joven de origen magrebí, entra en prisión siendo un delincuente de tres al cuarto. No desvelo mucho si digo que, al final, el tipo se convierte en todo un capo. Lo verdaderamente impresionante es cómo lo logra Malik y cómo lo cuenta Audiard, uno de los guionistas (esta película la coescribió con otros tres escritores) y directores más enérgicos del cine actual. Todavía se me pone la piel de gallina al recordar la escena del coche. No, no puedo contar más. Pilladla en DVD, descargadla, haced lo que sea. Es imprescindible.

6. "Madres e hijas" escrita y dirigida por Rodrigo García. No es el tipo de película que suelo ver en el cine. A priori, puede parecer un telefilme de lujo, pero, en mi opinión, no hay nada más alejado de la realidad, “Madres e hijas” es una película muy elegantemente escrita y dirigida, conmovedora sin caer nunca en el sentimentalismo. Una película humana, sobre conflictos que siempre estarán ahí, cuando desaparezcan las redes sociales o la tecnología 3D: hijas abandonadas por sus padres que se vengan contra el mundo, madres despóticas, mujeres sometidas que se refugian en la soledad…

5. “Un tipo serio” escrita y dirigida por Ethan y Joel Coen es, para mí, una de las mejores películas de estos hermanos. Una adaptación libre de la historia de Job ambientada en los años sesenta en los suburbios de una ciudad de Minnesotta. Delirante, cáustica y, a la vez, inquietante. Creo, que, como muchas películas de los Coen, en el fondo, es una historia sobre el absurdo. Cine existencialista pero también inmensamente divertido. No hay muchos momentos que haya disfrutado más en el cine que ese delirante episodio del mensaje grabado en los dientes de uno de los personajes. Y ese fascinante final, abrupto y prometedor.

4. “Two Lovers” dirigida por James Gray. Adaptación libre de "Noches blancas" de Dostoievsky, coescrita por el director y el guionista Ric Menello. Joaquin Phoenix, un tipo psicológicamente frágil, se enamora de su vecina, Gwyneth Paltrow. Desprecia a una buena chica que está enamorada de él. Gwyneth, en cambio, está enamorada de otro tipo que, por cierto, tampoco parece tan entusiasmado por ella. Todos sabemos cómo suelen acabar estas historias, pero James Gray nos la cuenta de manera que nos fascine como si no la hubiéramos escuchado jamás. No hay muchos directores que hagan creíble una historia tan romántica y clásica en estos tiempos descreídos.

3. "Copia Certificada", escrita y dirigida por Abbas Kiarostami. La historia de una pareja que se conoce o se reencuentra o finge conocerse o finge reencontrarse… bien, no sé exactamente qué se llevan entre manos estos dos extranjeros maduros que pasean por la Toscana pero, incluso sin acabar de comprenderlo, su juego de seducciones, apariencias, originales que parecen falsos y copias más valiosas que el original me fascinó. En algunas ciudades “Copia certificada” todavía está en cartel. Por favor, no dejéis de verla.

2. “La Red Social” Dirigida por David Fincher. Guión: Aaron Sorkin (adaptado del libro - no ficción - de Ben Mezrich "Multimillonarios por accidente"). Una suma apabullante de apabullantes talentos. El cine de estudio norteamericano, cuando funciona bien, produce películas como esta. Lamentablemente, esto cada vez parece ocurrir con menor frecuencia. Una película ambiciosa sobre un tipo ambicioso, un multimillonario casi imberbe, genial e irrespetuoso. Una película que destila calidad en cada uno de sus instantes, en cada uno de sus planos. No hay una secuencia floja, una frase tópica, un actor fuera de lugar.

1. “Canino” dirigida por Yorgos Lanthimos (escrita con Efthymis Filippou). Una película fascinante y enfermiza sobre unos padres hiperprotectores que encierran a sus hijos en su chalet. Con un bajísimo presupuesto, un sentido del humor perverso y una imaginación desbordante, Lanthimos logra una especie de fábula realista que funciona como un simple relato de “toma de conciencia” pero también como retrato de los tiempos atemorizados que nos ha tocado vivir. Se ha hablado de Haneke como influencia. A mí, afortunadamente, me parece ver mucho más de Buñuel, del mejor Buñuel, en esta película griega que os aconsejo no perderos.

Hay muchas otras películas que no he podido incluir. No he visto aún "Toy Story 3" o "Machete", que algunos amigos con buen gusto incluyen entre sus favoritas. Tampoco, por supuesto, algunos estrenos que las distribuidoras se guardan para Navidad. Otras muchas películas se han quedado en el vestíbulo de mi lista: “Exit through the gift shop” la desconcertante película de Banksy sobre el mundo del "arte callejero" (¿documental, ficción, arte, fraude?), “I love you Phillip Morris” una comedia con un ritmo y una gracia inigualables, “Conocerás al hombre de tus sueños”, que contiene unos cuantos momentos mágicos y memorables al estilo más clásico de Woody Allen, “Yo soy el amor” pomposa e irritante, pero también atractiva y exquisita formalmente. “Uncle Boonmee que recuerda sus vidas pasadas”, que, como todas las películas de Weerasethakul me resulta fascinante e incomprensible (y muy difícil de seguir con atención) pese a contener algunas secuencias de las más inolvidables del año.

Especialmente difícil me resulta dejar de incluir películas que ya he visto pese a que no se han estrenado aquí (algunas, por cierto nunca llegarán). Cada vez resulta más absurdo y frustrante, en este mundo globalizado, tener que esperar meses para poder ver (una versión acortada de) “Carlos” de Olivier Assayas o resignarse a que no se estrenen por aquí “Le père de mes enfants” de Mia Hansen Love o “Greenberg” de Noah Baumbach. Yo sí las he visto, pero ha sido descargándomelas (¿ilegalmente?) de Internet. Algunas de ellas, sin duda, estarían en la lista que he enumerado. Sin embargo, para atenerme a esas normas que he fijado (estrenadas en España en 2010) he preferido no hacer excepciones.

Bien, esta ha sido mi lista de diez pelis. Tomadla como el comienzo de una discusión. Ahora vosotros tenéis la palabra.

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29.9.10

Pasta, pasta, pasta

Bien, desde que llegó este correo electrónico a nuestra lujosa redacción, en Bloguionistas hemos tenido una animada discusión sobre cuánto hemos cobrado cada uno de nosotros por diferentes conceptos. Se han cruzado datos sobre productoras impresentables, anécdotas sobre malas pagadoras y otras, muy escasas, sobre algunas que se comportaron de modo ejemplar.

Aquí están los baremos mínimos de ALMA, el sindicato de guionistas. Esto es lo que nos dicen que debemos cobrar como mínimo. Me encantaría que se cumplieran. Sin embargo, me temo que no siempre es así. Además, no se incluyen conceptos más televisivos como sueldos mensuales para coordinadores o argumentistas.

Hagamos un repaso de los datos reales que he recopilado. Agradeceré que los complementéis en la sección de comentarios.

Cine

Precio de un guión de largometraje: entre los 30000 y los 60000 euros (dependiendo de presupuesto total y número de autores). Algunas productoras tienen la "política" de no pagar más de 18000.

Precio opción de guión: Como decía el lunes pasado, la opción suelen estar entre los 1000 y los 3000 euros (hay casos más altos, pero también casos de opciones gratuitas)

Tv nacional

Series prime time

Sueldo de un coordinador: a partir de 5000 euros al mes.

Pago por episodio: entre 9000 y 12000 euros. En los casos en que se separa escaleta y diálogo, se suelen pagar alrededor de los 5000 por cada concepto.

Sueldo mensual argumentista: 5000 euros aprox.

Series diarias TV nacional

Sueldo mensual argumentista-escaletista: 4500 aprox.

Pago por episodio dialoguista: Alrededor de 2000 euros.

Miniseries

Entre 12000 y 20000 euros por episodio.

Me gustaría que me ayudarais con los datos para TVs autonómicas (trabajé para ETB y Canal Sur pero hace demasiado tiempo y, supongo-espero que hayan cambiado las tarifas desde entonces).

Algunas Notas Tras esta Aséptica sucesión de Cifras

- Todos los sueldos o tarifas expresados más arriba son para guionistas "Senior". La categoría "Junior" inventada por algunas productoras permite pagar mucho menos a guionistas que, en algunos casos, están realizando prácticamente el mismo trabajo que los "Senior". En otras productoras existe, entre esas dos categorías, otra intermedia que podríamos bautizar como "SemiSenior". Se producen así situaciones algo aberrantes: en una sola habitación, tres guionistas haciendo (casi) el mismo trabajo. Cada uno de ellos cobra un sueldo diferente. Si el "Senior" cobra alrededor de los 4000 al mes, la categoría intermedia estaría en algo más de los 2000 y el "Junior" no llegaría a esa cantidad. Supongo que se exige del "Senior" cierto grado mayor de liderazgo, disponibilidad de horario y la capacidad de mantener la compostura en las fiestas de Navidad de la Empresa.

- En casi todos los casos, los guionistas trabajan como autónomos facturando a la productora. Es decir, de esos ingresos deben descontarse, como mínimo, alrededor de 250 euros mensuales de la cuota de autónomos. Ya escribí aquí sobre la situación laboral de los guionistas y el abuso de la condición de "autónomo" que se ha dado en este sector.

- Otras productoras, entre ellas Globomedia, parecen más inclinadas a tener una amplia plantilla de guionistas, a los que dedican a diversas funciones y, a veces, tienen a sueldo incluso si no están trabajando en una serie concreta. El sueldo es mensual y, en general, algo más bajo que el de las productoras con las que compiten. A cambio, el guionista de Globomedia tiene una seguridad y estabilidad de ingresos mucho mayor. Nunca he trabajado en Globomedia. No puedo informar sobre las categorías y las características de cada escalón laboral de aquella productora. R.G., un montón de guionistas sedientos de cifras y yo os agradeceríamos información donde ya sabéis.

- Existen trabajos algo más abstractos que los que enumero más arriba. Por ejemplo, el que R.G. señala en su mensaje: "darle una vuelta a un guión"... ¿Cómo cuantificar en qué consiste esta "vuelta"? Depende del tiempo y la extensión de la reescritura, de la tarifa y experiencia del guionista y... de su capacidad para negociar, claro.

- Tal vez algunos lectores, repasando estos sueldos, opinen que se trata de una profesión muy bien pagada. No les llevaría la contraria. Sin embargo, antes de sacar estas conclusiones, creo que se tiene que tener en cuenta que, en muchos casos, un guión es escrito a cuatro o incluso seis manos, así que estas cantidades tienen que dividirse entre dos o tres. Por otra parte, la estabilidad es muy escasa. Una serie bate récords de longevidad si dura diez años. Y, desde luego, el equipo de guionistas sufre cambios muy drásticos a lo largo de todo ese tiempo. La media de duración de una serie es mucho más breve. Algunas apenas llegan a emitirse. Además, los periodos en que un guionista busca trabajo y envía mails lastimeros a todos los colegas, sólo para descubrir que la situación laboral de éstos es sólo un poco menos lamentable que la suya, pueden llegar a ser muy largos.

- En el caso de los largometrajes de cine: dos notas breves. Los precios indicados son por la compra de los derechos del guión, y ésta sólo suele llevarse a cabo cuando la película va a rodarse. En la mayor parte de los casos, lamentablemente, tal cosa no sucede y el guionista sólo percibe uno o dos pagos (la opción y algún pago de reescritura) que representan una cantidad muy pequeña del precio total del guión. Además, los contratos de compra de derechos de guiones de largometraje suelen incluir cláusulas de reescritura que pueden convertirse en una auténtica ratonera para el guionista que modifica varias veces el guión y sólo ha cobrado una pequeña cantidad inicial.

No puedo dejar de decir que, si uno quiere ser guionista (especialmente de cine) para forrarse, anda un poco desorientado.

Querido R.G., espero que esta pequeña recopilación de sueldos y tarifas te sea de alguna utilidad y que, pronto, puedas escribirnos diciendo que, efectivamente, estás cobrando por tu trabajo... mucho más de lo que aquí te hemos indicado.

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2.6.10

Un samurai con gafas (II)

Acababa el último post comentando que la generalización del doblaje tiene algunas consecuencias de las que los espectadores no somos del todo conscientes y que iba a escribir sobre ellas.

Vamos allá. Una de estas consecuencias es que, acostumbrados a las estupendas (aunque también algo engoladas y poco realistas) voces y dicción de los dobladores, nos parece que los actores españoles tienen mala dicción o escasa voz. Estoy seguro de que hay muchos casos en que esto es así, pero, como decía uno de los comentarios de la entrada anterior, actores tan célebres como Bruce Willis, tienen voces menos poderosas, pero tal vez más característica y auténtica, que las de sus dobladores españoles.



Seguramente haya mucho que mejorar en el dominio de la voz por parte de los actores españoles, pero resulta algo injusto que, inconscientemente, comparemos sus voces con las de unos profesionales dedicados únicamente a locutar sobre la impecable imagen de un actor cuya auténtica voz no escuchamos.

En mi opinión, otra consecuencia indirecta de la extensión del doblaje es la desaparición de los acentos regionales en la ficción nacional. Como ya escribía en este post de hace casi cuatro años (joder, ¡cuánto tiempo llevo dando el coñazo!) una de las características que menos me gusta de la ficción televisiva española de los últimos años es su escasa relación con país en el que (teóricamente) se desarrolla: nuestras series están pobladas por personajes que no citan la región de la que proceden, muy pocas series se ambientan en ciudades reconocibles, casi todas las calles tiene nombres genéricos y… casi ningún personaje tiene acento, excepto en el caso de que se trate de extranjeros.

Pienso que una de las causas de que las cadenas y productoras rechacen que los personajes tengan acentos regionales se debe a que saben que los espectadores estamos acostumbrados a las “perfectas” voces sin acento de la ficción doblada. No sé cuándo se decidió que cierta manera de hablar el español era la correcta, no sé porqué se estableció una u otra, pero sí pienso que ese día se empobreció mucho nuestra cultura y se obligó a muchos actores a hacer un gran esfuerzo para “quitarse” el acento, ya que saben que apenas hay oportunidades laborales para quienes lo tienen. (Muchos lo consiguen, pero suele ser a costa de limitar mucho su espontaneidad y capacidad expresiva).

En resumen, aunque es muy comprensible que muchos espectadores encuentren más cómodo ver las series y películas dobladas (sobre todo en televisión), por una combinación de costumbre y pereza, pienso que la práctica del doblaje tiene efectos bastante nocivos para el espectador: por un lado, le resta autenticidad y verdad al producto audiovisual que está viendo y, por otro lado, por contagio, tiene un efecto unificador y despersonalizador en el resto de la ficción no doblada que se produce en el país.

Los guionistas solemos quejarnos de que los directores destrozan nuestros guiones, de que los actores meten "morcillas" que desvirtúan nuestros gags, de que lectores no cualificados elaboren en un par de horas un informe que condiciona el futuro de proyectos en los que hemos trabajado durante años... es decir, nos quejamos de que otras personas no respeten nuestro trabajo. Me llama la atención que tantos guionistas - o aspirantes a ello - hayan opinado en este mismo blog a favor de una práctica que no respeta el trabajo de los intérpretes (y, por lo tanto, no respeta a la obra en sí) privándoles de algo que les es (o debería ser) personal e intransferible: su propia voz.

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6.4.10

Un post airado

Sé que no debería escribir enfadado.

Me enfado poco.

La penúltima vez fue el lunes pasado, durante el partido de baloncesto. Recibí un balonazo en la nariz. Dolió mucho. Cabreado, di una patada a una grada de cemento. La nariz está bien. El pie, azul e hinchado. Tardaré varias semanas en poder volver a jugar. No, hacer cosas cabreado no es muy útil.

Pero voy a volver a hacerlo. Mi segundo cabreo de la semana pasada fue cortesía del post de Chico Santamano sobre la HBO española. Aprecio mucho a Chico, le admiro como blogger y le quiero como persona. Además, os prometo que el tipo tiene una voz estupenda. Sin embargo, como decía, su texto de la semana pasada me enfadó.

Tal vez fue porque me recordó a aquél jefe que, mirando mi curriculum el primer día de trabajo, casi me echó una bronca por haber trabajado en cine. El tipo me quiso recordar que en cine y tele las cosas eran muy diferentes, que los de cine veníamos con muchos humos y pretensiones... Lo sorprendente es que yo en ningún momento había mencionado mi trabajo como guionista de cine (y, desde luego, mi experiencia cinematográfica es demasiado modesta y corta como para ir presumiendo de ella).

Chico ha trabajado más en cine que en en televisión, así que no tiene nada que ver con ese productor que, posiblemente, liberaba conmigo alguna de sus frustraciones profesionales. Precisamente por ello me da pena que Chico comparta con aquél individuo esa actitud defensiva ante “los del cine”.

Por entrar en materia de una vez: el post de Chico criticaba que los primeros proyectos de ficción de producción propia de Canal Plus se hubieran confiado, a su entender, a personas con una larga experiencia en cine pero muy escasa en televisión.

Tengo unos cuantos argumentos para discutirle esa crítica. Vamos con ellos.

- Primero: una empresa privada tiene derecho a contratar a quien desee para lo que quiera. Si el Plus decide gastarse el dinero en un musical espacial con Constantino Romero como galán romántico y Fernando León de Aranoa tras las cámaras, allá ellos.

- Segundo: aunque es cierto que las personas citadas en la noticia no tienen una larguísima experiencia en televisión, David Trueba comenzó en este oficio, hace casi veinte años como guionista de “El peor programa de la semana”, a mi entender, uno de los mejores programas de entretenimiento que ha emitido la televisión en este país. El director de la otra serie que anuncia Canal Plus será Jorge Sánchez Cabezudo, realizador en "Desaparecida", "Hospital Central" y guionista en "Al salir de clase" entre otras series.

- Tercero: no cabe duda de que muchas series de ficción nacionales han conseguido un gran éxito popular en los últimos años. Aunque muchas otras han fracasado, las cifras de audiencia demuestran que las series de producción propia compiten y se imponen, en muchos casos, a las extranjeras con las que compiten. Eso sí, ni siquiera nuestros guionistas televisivos más entusiastas opinan que nuestras series son de gran calidad. Como mucho, tendemos a considerarlas “entretenidas” o “dignas”. La prueba es que, si no es para mantenernos informados, no solemos verlas. Hacemos “A tortas con la vida”, pero vemos “Mad Men”.

- Cuarto: las personas que están detrás de los proyectos que actualmente impulsa Canal Plus no parecen demasiado mediocres. ¿Creemos realmente que la televisión en España no puede permitirse la llegada del productor de "Ágora" o "Mar Adentro"? ¿Tan alto es nuestro nivel como para despreciar lo que pueda aportar un tipo que, además de dirigir cinco largometrajes, acaba de ganar el último premio Nacional de la Crítica con su tercera novela? Scorsese está trabajando en "Boardwalk Empire" para la HBO ¿deberían retirarle de la serie porque… siempre ha trabajado en cine? ¿Quién carajo le permitió a David Lynch meter mano en “Twin Peaks” y a Spielberg en “The Pacific”? ¿Quién dejó que Mario Camus y Antonio Drove dirigieran episodios de “Curro Jiménez”? ¿Y Antonio Mercero, era un traidor al cine cuando rodaba “Verano Azul” o un intruso en el cine cuando “La hora de los valientes”?

Si Canal Plus, por fin, apuesta por la producción propia, parece normal que busque su propia vía. Si toma a la HBO como modelo, es lógico que opte por contenidos que le puedan dar algo de prestigio, que la distingan de los que proporcionan las cadenas generalistas y que atraigan a otro tipo de público, más adulto y exigente. Por ejemplo, uno de los proyectos de serie de Canal Plus es una adaptación de unanovela de Rafael Chirbes. ¿No os suena exótico? Me gustaría cuántas series de las emitidas en los últimos veinte años en España están basadas, aunque sea lejanamente, en algún material literario previo. Me da la impresión de que nuestra ficción televisiva ha sido espectacularmente iletrada en estas últimas décadas. (Sólo recuerdo la libre adaptación de “13 rue del Percebe” que se hizo con “Aquí no hay quien viva”).

En todo caso, estas series, al ser emitidas en una cadena de pago, evidentemente, no competirán en audiencia con las de las cadenas generalistas, ni siquiera con las de las de TDT, todas ellas gratuitas. El propósito de estos dos nuevos proyectos será proporcionar o mantener abonados a Digital Plus y darle imagen de calidad.

Como todos sabéis, casi todas las series norteamericanas que solemos ver aquí, suelen proceder de cadenas de pago, la HBO, Showtime, etc y tienen audiencias incomparablemente más bajas que las de series menos prestigiosas pero más populares como CSI, Ley y Orden, etc. En términos de audiencia, sin duda, cualquier producción propia de Canal Plus será un “fracaso” comparada con las audiencias de una generalista. Su batalla será en el campo artístico. Un campo del que la ficción televisiva española, por cierto, ha desertado desde hace muchísimo tiempo.

Será difícil recuperar parte de ese terreno perdido. Pero a mí, por lo menos, me encantará ver de qué son capaces los de Plus.

Porque estoy deseando poder ver (y hacer) una televisión española de mayor calidad. Una televisión de la que estar un poco más orgulloso.

Tal vez para conseguirla hace falta que venga gente que hasta ahora no ha trabajado demasiado en ella. Tal vez podamos aprender algo de ellos.

Desde luego, a estas nuevas series, como a todas las demás, les daré el beneficio de la duda. Y estoy seguro de que tú también lo harás, admirado Chico.

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30.3.10

Una gran idea

Recibí una llamada.

Un tipo quería que me leyera su guión de cortometraje. Le pedí que me lo mandara por mail. No, no podía ser. ¿Por correo normal? Tampoco. Quería enseñármelo en persona. Concretamente, quería enseñarme una de las dos xerocopias del guión.

(Sí, recuerdo que la llamó así. Xerocopia. No he vuelto a escuchar la palabra desde entonces. Lamentablemente).

No debería haberlo hecho, pero sí, acudí. Tal vez para contarlo en un blog, diez años más tarde.

Era poco después de comer. Espero al tipo. Llega. Delgado, joven. En la mano, una xerocopia, que viene a ser algo que yo no sería demasiado capaz de distinguir de una fotocopia. Encantado, encantado. ¿Nos metemos a esta cafetería medio sórdida que hace esquina entre estas dos concurridas avenidas? No. ¿No? Es que tengo algo de prisa. ¿Te lo puedes leer? Sí, pero… Quiero que te lo leas ya. Vale, ¿nos sentamos? No veo ningún banco por aquí. ¿Puedes empezar a leer, por favor? Creo que ya he dicho que tengo prisa.

Tomo la xerocopia y comienzo a leer, a menos de un metro del autor. Creo que el título estaba escrito a mano. Pero sé que éste era “Héxtasis”. Sí, así, con hache. Y no era una licencia de autor, como cuando Juan Ramón Jiménez escribía elejía, así, con j en lugar de g. En su caso, era una decisión. Juan Ramón Jiménez sabía escribir “bien”. Le dieron el Nobel. No creo que fuera exactamente el caso de ese chico que me observaba, con aire suspicaz, mientras yo trataba de leer y reprimir una risa nerviosa.

Os prometo que la sinopsis argumental de “Héxtasis” comenzaba con una persecución de un Ferrari a un Porsche a través de los “hescarpados hacantilados” y las “curvas sinuoxas” de una carretera de costa. Uno de los “vólidos” se despeñaba.

El texto estaba repleto de herratas (perdón, erratas, esta ha sido mía) como he intentado reproducir con los entrecomillados.

No recuerdo todos los detalles de la historia, pero creo que, tras el accidente del Ferrari, dos personas llegaban a una lujosa mansión y procedían a consumir drogas alucinógenas (con hache) y a tener alucinaciones (probablemente también con hache) en un yacuxi.

Creo que había algo de sexo en el yacuxi, pero no estoy muy seguro de que pasara nada demasiado relevante para la trama posteriormente.

Traté de salir como pude de aquella encerrona. Aseguré que el corto iba a tener un presupuesto algo más alto de la media: no muchos pueden permitirse un Ferrari y un Porsche. Lamenté no estar disponible para poder colaborar con él, ya que estaba muy ocupado.

Lo admitió sin demasiados problemas. Pero, eso sí, creo que me pidió que no contara a nadie la trama de su historia.

Por supuesto, cuando se dio la vuelta y se marchó, para desaparecer definitivamente de mi vida, llevaba en su mano, férreamente asida, su xerocopia.

¿Creía él realmente que esa sinopsis era tan original y valiosa, que cualquier persona que la leyera estaría inmediatamente tentada de robarle su idea y rodarla antes de que él pudiera levantar el proyecto “Héxtasis”?

Con el tiempo me he dado cuenta de que una de las obsesiones más repetidas entre los guionistas noveles, o entre los simples aficionados, es evitar que sus ideas sean robadas.

En cambio, sé de guionistas y directores de cine experimentados que llevan varios años sin tomarse ni siquiera la molestia de registrar sus argumentos en el Registro de la Propiedad Intelectual.

Creo que, con el tiempo, un guionista va dándose cuenta de que una idea es sólo un punto de partida (que, frecuentemente, es muy parecida a otras muchas) y de que suele ser el desarrollo de esa idea, es decir, la trama, los personajes, los diálogos, la ambientación, lo que puede convertirla en una obra maestra o un bodrio.

Yo, por ejemplo, os garantizo que puedo convertir la historia de un cazador de androides que se enamora de una de sus “víctimas” en una auténtica mierda. Dadme un rato y os hago un guión intragable. Y estoy seguro de que alguno de vosotros sería capaz de hacer un maravilloso corto basándose en la idea original de “Héxtasis”.

Casi cualquier idea puede dar lugar a una obra maestra. O a un bodrio. La diferencia es que, para conseguir la primera, hacen falta mucho talento y un duro, y a veces desesperante, trabajo de desarrollo.

No hay atajos.

Desgraciadamente, esto de escribir suele tener poco que ver con las películas de Hitchcock. Realmente, dedicamos bastante poco tiempo a infiltrarnos en productoras para robar memorias USB con ideas gloriosas para brillantes trilogías fílmicas, o a espiar con sofisticados prismáticos la ventana del piso de Ignacio del Moral tratando de atisbar lo que teclea en su ordenador. Sólo seis o siete veces he pinchado los teléfonos de guionistas de la competencia y, prometo que sólo he conseguido confirmar mis peores sospechas sobre sus lamentables hábitos sexuales y dietéticos.

Tal vez alguno de vosotros haya escuchado hablar de una reciente acusación de plagio. Al parecer, se ha levantado incluso cierta polémica sobre el asunto. Sin saber nada sobre el particular, y mostrando todo mi respeto para todas las partes implicadas, sólo puedo decir que, según mi experiencia, estas acusaciones suelen tener una base un tanto endeble y ser realmente difíciles de probar. Tomad esto como un prejuicio, tal vez corporativista, pero muy pocas veces he visto que en esta profesión se lleve a cabo un descarado plagio consciente de una idea ajena.

Ahora, lo siento pero… os tengo que dejar. Voy al rodaje de mi nuevo corto. Nos ha costado un montón, pero, por fin, hemos podido alquilar el Ferrari.

Pero, shhh, no se lo contéis a nadie.

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23.3.10

Un acto de amor (y cabezonería)

Hace ya unos meses, en uno de mis primeros posts en este blog conjunto, escribí una carta a un guionista joven e imaginario. En ella pedía a quien se quisiera dedicar a este trabajo que intentara contar cosas relacionadas con él y con su vida, ya que, caso de no hacerlo, los demás nos quedaríamos huérfanos, sin conocer apenas nada sobre su experiencia vital. Y tal vez, a cambio, tuviéramos otro largometraje con bandas de narcotraficantes y misteriosos maletines.

Os decía que, en mi opinión, había pocas cosas más útiles y propias de un guionista que dar testimonio de que uno había vivido en cierta época, de que así habían sido sus amigos, así fue aquella mujer a la que había querido y éste el tipo de familia en la que había crecido.

Bien, éste ha sido mi invierno.

Durante los últimos ochenta y ocho días he estado grabando pequeñas escenas diarias con una pequeña cámara que solía llevar siempre en el bolsillo. Luego hacía un mínimo montaje y colgaba el vídeo en YouTube.

Gracias a los convenios astronómicos, esta estación (la más corta del año) acabó el sábado a las 18h32. Con ella, y ésta es una pérdida mucho más grave, ha acabado también mi vídeoblog.

Una amiga me preguntaba el otro día, intrigada, por qué me había metido en este lío. La causa principal es la que os contaba en el segundo párrafo. Pero el detonante fue un lituano con sombrero.

Jonas Mekas, un director experimental de 87 años, fue colgando un vídeo diario en esta página web durante un año. Casi todos sus vídeos eran pequeñas estampas descriptivas de lo que veía a su alrededor en algún momento del día.

Este otoño estuve escuchando una charla de Mekas en el Museo Reina Sofía y, pese a que lo primero que dijo sobre su experiencia del video diario fue que había sido agotadora y que no se la recomendaba a nadie, ya veis que no le hice ni caso. Me pareció entender que ese tipo tan modesto, con esos vídeos tan poco “cuidados”, tenía, en el fondo, un objetivo tremendamente ambicioso: quería capturar en sus grabaciones algo parecido a… la vida.

Aprovechando que quedaban pocos días para que cambiáramos de estación y… que yo no tenía trabajo, pensé en el invierno como hilo conductor de mi experimento.

Efectivamente, como decía Mekas, ha sido agotador. Y eso que yo sólo he hecho alrededor de ochenta grabaciones. Nada que ver con sus 365 vídeos.

Sin embargo, he llegado vivo al final de esta estación y, si no tenéis inconveniente, os voy a contar unas cuantas cosas que he creído aprender en el proceso y que tienen algo que ver con el arte de contar historias con imágenes.

El aburrimiento en un minuto, el éxito en cuatro

Aunque había intentado limitar la duración de los vídeos a un minuto diario para no aburrir, en seguida empezó a quedarse corta esta duración. Sobre todo, cuando contaba con alguna persona que me permitiera grabarle hablando. Un minuto pasa en seguida cuando estamos mirando a alguien, sobre todo si, esta persona a la vez está hablando. En cambio, un minuto resulta muy largo para el espectador si no hay personas en imagen y, sobre todo, si no hay una historia. Los vídeos en los que me limitaba a grabar un paisaje, incluso si era bello y soleado en una época de frío, conseguían muy pocas visitas. En cambio, este vídeo, pese a la baja calidad de la grabación (y del cámara) consiguió un gran éxito de visitas gracias a que presentaba una situación conflictiva y algo bochornosa (y a que lo enlazaron los amigos de Las Horas Perdidas). Incluso un vídeo poco llamativo, pero con un breve comentario en off, conseguía, bastantes visitas. Al espectador un minuto le parece demasiado largo para observar, pero le parece incluso corto si le están contando algo. Y le parece brevísimo si lo que le muestran es un conflicto.



La metonimia

La metonimia es un recurso literario que alude al todo mencionado sólo una de sus partes. Por ejemplo, cuando un periodista habla del “espada” para mencionar al matador de toros. Este vídeo, por ejemplo, dice bastante sobre el momento del año en el que fue grabado, sin necesidad de que ninguno de los “personajes” lo mencione. Creo, por ejemplo, que este es un recurso de economía narrativa que nos vendría bien emplear más frecuentemente como guionistas (y directores). Una canción de fondo, un detalle de decoración, pueden situarnos en una época o un lugar muy concreto sin necesidad de hacer especial hincapié en ello. Cuando se planta una cámara ante la realidad, muchos aspectos de ésta se cuelan en el plano, casi imperceptiblemente, dando muchos datos sobre ella a un espectador atento. Incluso aunque uno no trate de hacer un reportaje, la nieve de un frío invierno, la crisis económica o el éxito cinematográfico del año acaban entrando en las conversaciones, en las imágenes.

Un retrato y un autorretrato

Hay algo paradójico en este blog, y supongo que esto es trasladable a muchas cosas de las que uno hace, y es lo siguiente: por un lado, el “autor” no sale demasiado en imagen (aunque hay unas cuantas dolorosas excepciones como ésta o ésta otra) pero, en cambio, el conjunto del blog es tanto un retrato de lo que le rodea como… un autorretrato. Las cosas que uno decide grabar y cómo decide hacerlo, las cosas que uno decide montar o eliminar, configuran también un reflejo del que toma estas decisiones, como una huella en la arena es una instantánea perfecta de la planta del pie que la ha pisado, en el momento en el que lo hizo.


Una voz odiosa

Una de las experiencias más terribles que uno puede sufrir es escuchar su propia voz grabada, creo que incluso Sinatra estaría de acuerdo con esto. Pues bien, para evitar ese bochorno cada vez que me enfrentaba al montaje de los vídeos, intenté no intervenir apenas, dejando hablar a los protagonistas, por ejemplo, los de esta noche tan memorable, aunque muchas veces tuviera que morderme la lengua para no responderles. Esta disciplina me hizo fijarme mucho más en las personas a la que retrataba y, precisamente por ello, apreciarlas más.

Grabar, amar

Creo que muchas veces la necesidad grabar viene de un deseo de aprehender algo que uno admira o encuentra bello, conmovedor o gracioso. Uno no puede tolerar que el tiempo se lleve ese gesto, ese instante y, pese a saber que el acto de grabar suele modificar al objeto de la grabación, trata de atesorarlo, guardarlo para siempre. La codicia del grabador le lleva a lamentarse, cuando ya tiene la cámara llena de vídeos o la batería agotada, de no poder grabar ese nuevo gesto, esa nueva conversación, esa nueva toma del atardecer.


Una declaración de principios

En este vídeo, creé a un pequeñito Truffaut que recitaba en francés una de sus frases más célebres. Decía que el cine del futuro sería un cine muy parecido a su autor, que la cifra de espectadores sería proporcional al número de amigos que tuviera el cineasta, que sería verdadero y nuevo, que se parecería a su autor y, que sería, en definitiva, un acto de amor. Eso es lo que ha pretendido ser este blog de invierno. No estarán muy bien grabados, no recibirán muchas visitas, pero al menos, sé que algunos momentos de este inverno en el que he sido muy feliz, no se perderán como lágrimas en la lluvia.

Éste es el último vídeo de este experimento.



Nota: he sido incapaz de reducir los tres primeros vídeos para que las letras de la columna de la derecha no invada la imagen. Para verlos mejor, podéis acceder a YouTube desde ellos mismos o desde el blog Este Invierno.

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18.3.10

Tambores, sexo y baile

Hace unos meses, mis amigos del grupo Souvenir vinieron a Madrid a presentar su último disco, "Drums, sex and dance". Me habían comentado antes que les gustaría que les grabara un pequeño vídeo, una especie de "making of" de su concierto. Evidentemente, el presupuesto era cero, pero me apeteció la idea y allá que me fui, con mi camarita, una pequeña Flip Mino HD que da una calidad bastante digna.
Grabé la llegada del grupo, su prueba de sonido así como la de Ojete Calor, grupo de Aníbal Gómez y Carlos Areces, de Muchachada Nui, y todo parecía ir mejor que bien.
Sin embargo, como para demostrar la famosa Ley de Murphy, justo antes de que el concierto empezara, mi cámara sufrió una especie de colapso. Aunque traté de cargarla en todos los enchufes de la sala Galileo, no había manera de que la batería comenzara a rellenarse.
Desesperado, tuve que grabar todo el concierto con el moderno móvil de Jaime, uno de los miembros del grupo. La diferencia de formato y calidad de imagen de las dos cámaras es evidente, pero creo que, gracias al estupendo montaje de Cristina Laguna, lo que fue un gran contratiempo se convierte casi en una estudiada decisión estilística.
Además de a Cristina, quiero agradecer su colaboración a los dos grupos (especialmente a Jaime, que luego remezcló el sonido), a Massi, que pensó en ese estupendo grafismo al estilo sms de móvil, al personal de la sala Galileo y a todos quienes aparecen en el vídeo.
Espero que os guste.

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10.3.10

Un nigeriano con un chándal robado

Hace unos días, el Guionista Hastiado escribía aquí un texto (con el que sólo estoy parcialmente de acuerdo, pero eso, como decía Kipling, es otra historia) en el que venía a explicar que un guionista no debe usar sus historias como instrumentos para transmitir sus ideas políticas o sociales. Para eso están los panfletos, o los discursos.
Efectivamente, el peligro que uno corre cuando intenta usar un guión para transmitir un “mensaje” (labor que Billy Wilder aconsejaba dejar a las compañías de telegramas) es que uno tiende a desechar todos los elementos que no sirven para reforzar la tesis principal que sostiene. El problema es que, a cambio de obtener una conclusión clara y monolítica, se resiente la historia. Nos aburrimos viendo la exposición de esa tesis porque no se parece en nada a la vida que conocemos, que está llena de singularidades, sorpresas y contradicciones.
Pongamos un ejemplo del típico guión de “tesis”: imaginad que queremos denunciar las tropelías que se cometen con los emigrantes que vienen a trabajar a España.
Una opción sería presentar a un inocente nigeriano que llega en una patera, todo buen corazón. Primero, es estafado por la mafia marroquí que le ha traído, después llega a la ciudad y encuentra empleo construyendo casas de lujo. El capataz le trata con desprecio. Le pagan muy mal hasta que, finalmente, dejan de hacerlo completamente. Cuando va a reclamar, es denunciado por el capataz, que tiene un contacto en la policía, bastante corrupta, por cierto. Nuestro inocente emigrante es detenido y devuelto a su país.
¿Es interesante esto?
No.
Me he aburrido hasta escribiéndolo.
Diréis: estas historias sociales de emigrantes son un coñazo.
No - pienso yo. Las que son un coñazo son las historias sociales malas. Es decir, creo que el problema no está en el tema que se trata (o en la tesis que se defiende) sino... en la manera en que se lleva a cabo.
En el argumento que he escrito arriba no hay nada nos sorprenda, nada que haga que la historia del emigrante sea algo original, que un guionista vago no pueda extraer directamente de la lectura de un par de artículos de prensa. De hecho, no hay personajes. Hay clichés: inmigrante víctima, malvadas mafias, pateras, capataz racista, poli corrupta.
Imaginémonos, por ejemplo, que el nigeriano… no sea un inocente joven con ganas de ganarse la vida honradamente en España. Imaginemos que se trate del tipo más avispado de Lagos, hábil para hacer trucos y engañar a incautos. El tipo quiere venirse a España, donde hay mucha más pasta. ¿Patera? Ni mucho menos. Él no corre esos riesgos. Consigue colarse como masajista en la expedición nigeriana que participa en el mundial de baloncesto que se celebra en Madrid. Los jugadores del equipo tienen más esguinces que nunca, pero nuestro prota ya ha conseguido entrar casi legalmente en el país. Huye corriendo del pabellón, hacia la libertad, la gloria y el dinero fácil.
Acabo de improvisar esta variación, pero únicamente con ese pequeño cambio en el carácter de nuestro protagonista, que pasa de ser una víctima inocente a un ingenioso buscavidas, ya estamos dotando a la historia de una cierta originalidad y humor que estaban ausentes en el planteamiento original. La situación a la que llegamos es prácticamente la misma: nuestro emigrante nigeriano está ya en España, le esperan las voraces empresas de construcción, el desempleo y la marginación, pero, en mi opinión, ya hemos logrado introducir la historia de una manera más interesante.
Además, a partir de ahora estaremos más interesados en conocer qué le ocurre a nuestro protagonista, ya que el combate entre un tipo tan espabilado y la dura realidad de un país hostil parece algo más igualado. ¿Será capaz de triunfar donde tantos otros compatriotas suyos han fracasado?
Por otro lado, como decía el Hastiado en su post, en muchos guiones suele faltar cierta empatía con el antagonista de nuestro héroe. Sobre todo cuando encarna ideas o grupos sociales con los que el autor del guión no se identifica. El guionista no quiere que ningún lector de su guión piensa que él defiende a los empresarios de la construcción que explotan a trabajadores, así que pinta a un ser que, más que un tipo con pocos escrúpulos, es un auténtico sádico que, por ejemplo, se niega a auxiliar a un trabajador que sufre un accidente laboral porque prefiere ver un partido de Champions del Real Madrid.
Siguiendo con nuestro ejemplo, ¿no sería más interesante mostrar a un empresario de la construcción que se muestra amable y paga con puntualidad a todos sus trabajadores y que sólo se revela como un racista y denuncia a nuestro protagonista, cuando, se da cuenta de que su hija se está enamorando de ese ingenioso nigeriano?
Acercándonos un poco a los personajes, dándoles un carácter diferente al que suelen tener en las películas del género en el que estemos trabajando, los singularizamos. Ya no es una historia sobre “la emigración”, es la historia de este tipo tan avispado que salió de Lagos con un chándal oficial de la federación nigeriana de baloncesto. Su antagonista ya no es un desalmado empresario de la construcción, sino un tío correcto que paga justamente a sus trabajadores pero que no puede soportar imaginarse a su hija acostándose con ese empleado negro.
Tal vez al final esta especie de Lazarillo de Tormes nigeriano acabe en su país, deportado, tras ser denunciado por un empresario racista. Es decir, tal vez la historia acabe defendiendo la “profunda” tesis que el guionista quería transmitir, pero, si éste se lo ha currado, a nadie le irritará la existencia de este propósito profundo de la narración. Incluso verá esta tesis como una consecuencia lógica y necesaria de la historia que se le ha contado. Diría incluso que casi todas las grandes películas, o series, defienden tesis sobre la realidad: creo que es el caso de “Casablanca”, “The Wire”, “Uno, dos, tres” o “Plácido”.
¿No creéis, por ejemplo, que ésta es una secuencia con una tesis política bastante clara?



Por cierto, un problema tan habitual como las tesis simples y esquemáticas en las películas es el contrario: las películas que uno, en cambio, no sabe por qué han sido escritas, dirigidas y producidas. Pero ésa, como diría Kipling, también es otra historia. Y de ella, si queréis, os hablaré en otro post.

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