Imágenes de mi año
La película que se merecía esa guerra, absurda, chapucera. Sin un tiro, pero llena de infamias, insultos. Llena de idiotas que se creyeron listos. Tal vez aún esté en el cine cerca de tu casa.
Fuegos articiales en una casa de Roubaix, personajes que parecen reyes, reinas, sin corona. Catherine Deneuve no ama a su hijo. Nunca lo amó. No se priva de recordárselo. Ni siquiera ahora que sabe que su médula es la única que la puede salvar.
Madrid como no lo había visto antes. O el cine de espías donde no lo ví jamás. En el piano bar Toni 2, donde Hermann Tertsch y yo acabamos nuestras noches más decadentes, en las Torres Blancas, de la Avenida de América o en una terraza de la (horrenda) plaza de San Ildefonso, donde un tipo negro, solitario y silencioso pide dos cafés. En dos tazas separadas. Entré a ver esta película por azar (la taquillera me entendió mal) pero no puedo alegrarme más de aquél error. Me fascinó (aunque no sé si me gustó).
En cambio, la peli que quería ver cuando vi la otra me gustó, pero no me fascinó. Era algo ya visto: un calvo judío bastante feo comienza a hablar a cámara. Y, como antes, de pronto, casi milagrosamente, todo funciona.
Penélope Cruz frente a la pantalla, repite las palabras que la cámara grabó unas horas antes. Ya no le quiere. Quiere a otro hombre. Luego, la felicidad y el accidente. Para mí, lo mejor de Almodóvar en muchos años. Pero con Almodóvar parece que no suelo acertar.
Hitler muere en un teatro de París, aunque sólo fuera por ver eso, ¿no merecería la pena pagar la entrada? Además, están Mélanie Laurent y la secuencia inicial y… esa maravillosa escena de la cervecería. Y Mélanie Laurent.
Don Draper, o como se llame ese tipo realmente, entra en el mar, en California. Un hombre que se ocultó tras una máscara huye ahora de ella.
Vale, está rodada en vídeo y la producción es justita. Pero sólo ver al rapado Malamadre alzar los brazos y exaltar a los presos de las galerías para mí vale más que toda la biblioteca de Alejandría.
Entre cascotes, encerrado en casa, veo en un mes y medio todas las películas de Truffaut. No son de este año pero… eso sólo habla mal de este año. "Besos robados", "La sirena del Mississipi", "La piel suave", "La piel dura", "Las dos inglesas y el amor", "El diario íntimo de Adèle H.", "El Pequeño Salvaje". Entre termitas y obras infinitas, cada día una joya.
La otra película de mi año se rodó en 1973, en un anacrónico blanco y negro. La madre y la puta. No sé qué decir. Sólo pediros que veáis esto. O, mucho mejor, que veáis entera la película de la que esto sale.
Tras acabar de trabajar en esta serie, justo al principio del verano, viajo a China. Allá, leo el guión de una película que pronto podréis ver. A mí me ha encantado. Por varios motivos, para mí ha sido la película de 2009. Espero que para algunos de vosotros sea la de 2010.
Entre el trabajo en la serie y las termitas no tengo tiempo de hacer un corto serio. Así que hago cinco que no lo son: éste, en mi terraza. Éste, en la cocina. Éste, frente al cuartel de Conde Duque, éste, aprovechando un viaje a Berlín. Y éste último, por diferentes puntos de Madrid, incluyendo mi aseo. No sé si son buenos o malos pero… creo que son algo parecido a mí (y a mi futuro): divertido y algo chapucero.
Ahora que tengo algo más de tiempo me he metido en un buen lío. Un vídeo diario mientras dure el invierno. Y el maldito promete ser largo.
Estoy seguro de que me he olvidado un montón de películas, un montón de series (¡qué pocas series en mi año, por cierto!) y, desde luego, he dejado fuera un montón de recuerdos ¿Qué imágenes os ha dejado a vosotros 2009?
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