21.12.09

Carta a un guionista joven e imaginario

Posiblemente el mundo no necesite un guión tuyo. Asúmelo.

Desde luego, tampoco uno mío. Pero eso ya no tiene demasiado remedio: he escrito unos cuantos.

Seguramente este planeta sería un lugar mejor si tú y yo nos dedicáramos a la pediatría o a plantar árboles en lugar de a fomentar su tala con nuestro empeño en garabatear chorradas en folios o libretas.

Pero si, aún así, sigues prefiriendo escribir guiones a hacer algo productivo, me gustaría darte un consejo basado en mi experiencia. Se que no te servirá, ya que los consejos nunca sirven de nada, pero darlo me tranquilizará la conciencia.

Posiblemente estés en una habitación con pósters de películas y/o fotos de actores. Cerca habrá unos DVDs llenos de series de televisión, esperando a que encuentres un rato para acabar de verlas. Muy probablemente casi todos esos actores, esas películas, esas series, serán norteamericanos.

En tu mente desearías poder escribir para Meryl Streep o Edward Norton y te encantaría que esa conversación que acabas de crear la rodaran con tanta tensión como la secuencia inicial de “Inglourious Basterds”.

Y es normal que, cuando escribas, pienses en las ficciones que te seducen o te hacen soñar. Escribir un thriller con una gran sorpresa final (el tipo está muerto, el muerto es el otro, los dos están muertos, etc.) o una comedia romántica encantadora, con su inevitable y climática carrera al aeropuerto a bordo de un taxi llevado por chófer con peculiar sentido del humor (oh, y qué decir de la vergonzante declaración de amor en público, en metro, autobús, restaurante, cola de supermercado, a través de megáfono u ondas de radio o televisión).

Sin embargo, permíteme que te diga que, posiblemente, lo que menos necesita ahora el mundo es una versión ligeramente diferente de “Amor a quemarropa” o “Love Actually”. No creo que en Suecia suspiren por encontrar al Richard Curtis español.

Creo, en cambio, que siempre habrá un pequeño lugar, aunque sea pequeño, para alguien que cuente algo suyo, algo que tenga que ver con su vida, de una manera propia y hábil.

En nuestras vidas no suele haber pistolas ni aviones privados. Ni muertos que despiertan y atacan cámpings. Puede haber rayas de cocaína, pero no hay demasiados narcotraficantes rumanos con armas bañadas en oro que hablan como si hubieran visto toda la obra de Tarantino esa misma tarde. Mis amigos y yo tampoco solemos tener mucho contacto con mujeres obligadas a prostituirse ni con talleres chinos ilegales de confección textil.

Podemos escribir sobre cualquiera de estos asuntos, por supuesto. Y tal vez sea incluso una gran historia. Pero parece lógico pensar que uno puede escribir mejor si lo hace sobre algo que conoce, ¿no?

En nuestras vidas hay películas y cómics, claro, pero también suele haber hermanos, amor (o algo que parece ser amor), relaciones adictivas, dudas, celebraciones familiares, dilemas laborales, sueños inconfesables y traiciones íntimas. Suele haber miedos, recuerdos borrosos, angustias, reencuentros. Inversiones ruinosas, demandas penales, pequeñas revelaciones, manías que crecen y nos dominan. Hay comidas de trabajo, padres tiránicos y madres excesivamente complacientes. Hay herencias que enfrentan a las familias, hay abuelos que no hablan de la guerra en la que participaron, hay cajones con objetos olvidados, hay codicia y, de vez en cuando, hay alegría y tardes pasadas bañándonos en esa laguna que hay cerca del pueblo. Hay libros que nos aburren y canciones que nos hacen bailar, cuando estamos solos en casa.

Casi todo el mundo va a ver “Avatar”. Es un bicho raro quien no ha visto “Titanic”, “ET” o “Pulp Fiction”. En cualquier lugar del mundo conocen a sus protagonistas y recuerdan lo que les ocurría en la historia. Pero nadie sabe lo que tú sentías en verano, cuando ibas con esos amigos a los que no has vuelto a ver, a recoger bayas que luego introducías en una lata de aluminio y mezclabas con agua de la piscina para producir el mítico y definitivo Veneno Mortal. ¿Cómo pensabas utilizarlo? ¿De dónde sacaste la idea de echar un sapo muerto? ¿Cómo es que lo dejaste bajo la cama durante un año? ¿Qué hiciste cuando te diste cuenta de que aquél líquido pestilente había podrido la tarima y había goteado hasta el piso de abajo?

Personalmente, pienso que alguien que escribe debe arriesgarse a contar su vida o algo parecido a ella. Tal vez la cuente de un modo metafórico, indirecto o muy sutil, cada uno es libre de elegir la forma en la que lo hace, pero no pienso que sea éste un oficio para pudorosos. No imagino nada más profundo, inteligente o creativo que pueda hacer un escritor que dar testimonio de que estuvo vivo. De que vivió en esta parte de la tierra en el año 2009: esto es lo que pasaba a su alrededor, esto es lo que vio, eso es lo que pensó y aquello, lo que sintió.

(En este sentido, a partir de esta tarde voy a empezar un pequeño proyecto experimental. Estará en este blog que he montado para la ocasión. Espero que os guste).

- También publicado aquí, en Bloguionistas.

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6 Comments:

Anonymous Anónimo said...

: )

12:59 a. m.  
Blogger Small Blue Thing said...

Últimamente ustedes los bloguionistas están consiguiendo que llene mi corcho de citas.

Amén.

Y amén también al primer comentario de VyS en Bloguionistas, con la cita de Doctor en Alaska, pero por alguna razón me pareció mejor comentar aquí, que es lo que llevaba tiempo siguiendo.

(espero que mañana se pueda acceder al blog experimental)

8:26 p. m.  
Blogger Txakra said...

Estoy de acuerdo en parte. Hay que contar cosas que conocemos y vivimos. Pero estoy en total desacuerdo con esa parte en la que reniegas del carácter más espectacular e irreal de los conflictos, por el mero hecho de que no forman parte de nuestra vida cotidiana.

El cine nos regaló hace algo más de cien años un mundo alternativo, convirtiendose en el único reducto donde la realidad no puede entrar durante dos horas y a pesar de eso nos empeñamos en meter con calzador lo de fuera en lo de dentro. No es nada malo reflejar la vida en el cine, todo lo contrario, lo que es malo es querer que el cine se ciña con asfixiante rigor a la vida. ET es un reflejo de la realidad a través de una fantasía ¿por qué matar la fantasía? Con una actitud como esa nunca se habría escrito la celda 211, por poner un ejemplo actual de cine con eñe.

Entiendo que quieras advertir al guionista menos experimentado de los peligros de la escritura grandilocuente y excesivamente influenciada por Hollywood, pero ese freno debe ponerlo cada cual y la realidad es que lo pondrá el tiempo. El cine está plagado de imaginativas y arriesgadas operas primas.

Salu.docx

4:49 a. m.  
Blogger Small Blue Thing said...

No creo que el post quiera decir eso. En realidad, una película como *REC encaja perfectamente como paradigma de lo que cuenta. Y salen zombies, digo infectados, digo poseídos.

6:48 p. m.  
Blogger Daniel said...

Gracias, anónimo. Gracias, Small, siento por tardar tanto en contestar. Últimamente me estoy multiplicando en esto de los blogs. Sí, yo también encontré muy brillante el comentario de VyS.

Txakra, por las reacciones, sí, me da la impresión de que me pasé un poco de frenada en el post. Efectivamente, mi intención era advertir a los guionistas que empiezan (y no sólo a ellos) de que películas que se basan más en otras películas como referencia o modelo (y eso es lo que suele ser el género) y no en la experiencia de la vida que uno tiene corren el riesgo de ser meros ejercicios "intelectuales", sin pasión, sin nada singular que las caracterice.

Por otro lado, no creo que "Celda 211" sea tan alejada de lo que propongo. Está basada en la novela de un periodista sevillano, Pérez Gandul, que ambientó la novela en la cárcel de su ciudad y que ha ejercido durante muchos años en la prensa local. Imagino que volcó en su novela mucho de lo que vio en sus años de periodismo (en la caracterización de los presos, sobre todo) y, evidentemente, mucha ficción en la trama.

11:52 a. m.  
Blogger Small Blue Thing said...

Gracias a ti. Como ya has leído mi commentario también en Bloguionistas, en la reacción de Santamano, poco me queda que decir. Salvo que si alguien quiere ponerse a buscar "la pura esencia del mal" y le sale, y además le sale hasta castizo, pues que Dios le bendiga.

12:54 p. m.  

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