Un libro para un verano
A veces no puedes dejar de leer un libro. Pasas las páginas casi sin querer. Son las tres de la mañana y sigues leyendo. Sabes que la última página y media apenas la has entendido, porque la has leído con los ojos medio cerrados, luchando contra el sueño. Un placer (leer) luchando contra otro (dormir), durante unos segundos, o minutos.
Pones una hoja de papel, un billete de tren o lo que sea en la página que estás leyendo y cierras bien el libro. Y luego miras el canto y aprietas fuerte. Puff… ya llevo casi la mitad, con lo gordo que es. Y sólo en un día.
Pones una hoja de papel, un billete de tren o lo que sea en la página que estás leyendo y cierras bien el libro. Y luego miras el canto y aprietas fuerte. Puff… ya llevo casi la mitad, con lo gordo que es. Y sólo en un día.
Apagas la luz y, por un momento, piensas en todo lo que acabas de leer. Y una parte de ti, la parte más racional, te dice: debes recordar todo lo que has leído, intentar que no se te olvide. Y empiezas a intentar ordenar los acontecimientos, explicándotelos a ti mismo, en lenguaje coloquial, como cuando hacías ese último repaso antes de un examen.
Hacía tiempo que no sentía esto. Leía buenos libros. O lo intentaba. Pero ninguno me hacía sentir así.
Hasta que el otro día, en una librería, vi un gran tocho en el escaparate. Resultó que ése era el último ejemplar que les quedaba y me lo llevé, aunque tenía manchas en el canto de las páginas, supongo que, precisamente, por haber estado expuesto durante un tiempo.
El libro en cuestión se llama “La gran guerra por la civilización”, trata sobre Oriente Medio y lo ha escrito un periodista llamado Robert Fisk. No tiene nada que ver con el cine pero no podía dejar de recomendároslo. Pocas veces encuentra uno un relato tan apasionante, tan ambicioso y a la vez tan personal. Treinta años de la vida de un reportero de guerra que parece haber estado en todas las guerras, haber leído todos los libros y, además, sabe cómo contarlo.
Hacía tiempo que no sentía esto. Leía buenos libros. O lo intentaba. Pero ninguno me hacía sentir así.
Hasta que el otro día, en una librería, vi un gran tocho en el escaparate. Resultó que ése era el último ejemplar que les quedaba y me lo llevé, aunque tenía manchas en el canto de las páginas, supongo que, precisamente, por haber estado expuesto durante un tiempo.
El libro en cuestión se llama “La gran guerra por la civilización”, trata sobre Oriente Medio y lo ha escrito un periodista llamado Robert Fisk. No tiene nada que ver con el cine pero no podía dejar de recomendároslo. Pocas veces encuentra uno un relato tan apasionante, tan ambicioso y a la vez tan personal. Treinta años de la vida de un reportero de guerra que parece haber estado en todas las guerras, haber leído todos los libros y, además, sabe cómo contarlo.
Os dejo una muestra del final del prólogo:
"En 1992 estuve en Sarajevo y me encontré, mientras los obuses serbios silbaban sobre mi cabeza, sobre la misma losa del suelo desde la que Gavrilo Princip realizó el disparo fatal que envió a mi padre a las trincheras de la primera guerra mundial. Y, por supuesto, seguían sonando disparos en Sarajevo en 1992. Parecía como si la historia fuera una gigantesca cámara de eco. Ése fue el año en que murió mi padre. Ésta es, por lo tanto, la historia de su generación. Y de la mía."
Sólo llevo un tercio de sus mil cuatrocientas páginas pero os prometo que cada noche, cuando meto el billete de tren entre la página que he leído y la siguiente, lamento tener que leer tan rápido. Pienso en el día en que me acabe el libro. ¿Qué leeré entonces? ¿Cuánto tardaré en encontrar un libro como éste?
Sólo llevo un tercio de sus mil cuatrocientas páginas pero os prometo que cada noche, cuando meto el billete de tren entre la página que he leído y la siguiente, lamento tener que leer tan rápido. Pienso en el día en que me acabe el libro. ¿Qué leeré entonces? ¿Cuánto tardaré en encontrar un libro como éste?
8 Comments:
Fisk sabe escribir muy bien, aunque creo que le podemos achacar una cierta parcialidad que sólo reforzará a quienes piensen como él o seducirá a quienes sean fácilmente influenciables.
Me temo también que el libro está plagado de errores:
* Creo recordar que Jesús nació en Belén, y no en Jerusalén como se menciona en el libro (sic).
* El Emir Abdallah fue "coronado"en 1946, no en 1921
* La monarquía iraquí fue derrocada en 1958, no en 1962
* Hajj Amin al-Husseini, fue nombrado por las autoridades británicas, no elegido
* El Ajatollah Jomeini pasó del exilio en Turquía a la ciudad sagrada de Najaf no durante la dictadura de Saddam sino 14 años antes
* La resolución 242 del Consejo de Seguridad de la ONU se dictó en Noviembre 1967, no en 1968
* Anwar Sadat de Egypt firmó el tratado de paz con Israel en 1979, no en 1977, y fue asesinado en Octubre de 1981, no en 1979.
* Yitzhak Rabin fue ministro de defensa, no primer ministro, durante la primera intifada
* Al Qaeda no se constituyó en 1998 sino una década antes
* Etc, etc, etc.
En fin, lo que no quita que sea una lectura amena vista con ojos abiertos y mente fría.
Y ojo que el tocho no te haga un agujero en la cama...
Saludos forales.
Jo, eso es como decir que tal centurión lleva un reloj digital en una peli de romanos. "Que la realidad no te estropee un buen relato", ?no? Espero que lo disfrutes, la cita que incluyes es fantástica.
El último libro que he leído con esa sensación de no quiero que se acabe también lo escribió ( o recopiló un periodista americano. Se titula ""The Good War". An Oral History of World War II", y el autor es Studs Terkel. Se trata de testimonios de personas que vivieron la segunda guerra mundial, y lo fantástico del libro es la variedad de experiencias que recoge. Evidentemente el punto de vista es estadounidense, como lo son la mayoría de los testimonios, pero también hablan japoneses (soldados, niños, mujeres, víctimas de la explosión atómica, americanos de origen japonés internados en campos de concentración en el medio oeste...), alemanes, judíos alemanes, polacos, rusos, británicos, españoles republicanos, etc etc, con unas historias alucinantes, que cuestionan una y otra vez la versión oficial de los vencedores de la guerra, y que darían para hacer cientos de guiones fabulosos. El libro se publicó en 1985, y estoy seguro de que inspiró al menos media docena de películas... Por citar una sola, está la historia del soldado negro de una compañía que protestó porque las áreas de recreo de los soldados negros estaban segregadas y eran una mierda comparadas con las de los blancos. Él y sus compañeros hicieron una manifestación delante del área social blanca, y de repente llegaron varios camiones llenos de soldados (blancos) con trajes de campaña armados, se bajaron y empezaron a disparar a los soldados negros. Hubo docenas de heridos, y varios muertos. El narrador quedó herido y un colega suyo recibió un tiro en la cabeza. Al cabo de un rato llegaron los de la cruz roja y recogieron a los heridos. Uno de los médicos echó un vistazo al amigo del narrador y comentó que seguramente viviría porque los negros aguantaban bien los tiros en la cabeza. Etc, etc.
Vaya... estoy impresionado por los comentarios... ¡Qué nivel hay por aquí! Mejor me centro en escribir sobre cine que es de lo que sé un poco más...
Mitxi, tienes razón, se va notando cierta parcialidad pro-árabe, aunque, sobre todo, me parece muy crítico con la actuación de Estados Unidos en la zona (en lo que llevo leído creo que no hay un sólo comentario positivo sobre los EE.UU.). Sobre los datos que comentas, bueno... eso, son errores objetivos (y, algunos, de bulto) muchas gracias por mostrárnoslos. (¿Saludos forales? Estoy tan intrigado...)
Ángela, sí, desde luego, eso es: Fisk se preocupa por lograr un buen relato. Entrelaza historias personales y familiares y saltos en el tiempo constantes (y desconcertantes a veces).
Anónimo, suena muy muy bien ese libro del que hablas. Apunto el nombre. La historia que cuentas es estupenda. Ese tipo de cosa es la que no hemos visto en ninguna película sobre la segunda guerra mundial, aunque hayamos visto cientos de ellas. Por ejemplo, yo no tenía ni idea de que hubiera segregación racial en el ejército norteamericano durante la segunda guerra mundial.
Oh, sí, las tropas negras estaban separadas de las blancas, y en general estaban destinadas a labores de servicio, cocina, carga y descarga, etc.
Hay una película de los ochenta sobre los campos de concentración para americanos de origen japonés, protagonizada por Dennis Quaid. Bienvenido al paraíso o algo así. Y hace años vi un telefilm que contaba la historia de un soldado negro que iniciaba un romance con una chica inglesa. Fue denunciado por "violación" y ahorcado. Estaba basado en casos reales, eso es, casos. En plural. La película no era gran cosa, pero claro, la historia te ponía los pelos como escarpias, sobre todo una escena en la que el soldado explicaba a su novia qué significa la canción Strange Fruit de Billie Holiday.
Y ya no doy más la tabarra con esto. Prometido. :)
"Strange fruit" habla de la extraña fruta que cuelga de frecuentemente de los árboles del Sur de Estados Unidos, con sangre en las hojas y sangre en la raíz...
Vamos, de los negros quemados y colgados de las ramas de los árboles supongo que por grupos racistas tipo KKK.
Ojalá me pasara eso con los libros. Cada vez me cuesta más que un libro me enganche tanto (o siquiera un poco) y la consecuencia es que leo cada vez menos.
Navaja, a mí me pasaba lo que cuentas justo antes de empezar con este libro.
Lo malo es que... ahora me está pasando con este libro también. Hacia la página 500 empeora mucho, al menos para mí. Cada vez parece menos imparcial. Apenas recuerdo críticas en todo lo que llevo leído a los grupos musulmanes integristas. Se centra en echar la culpa de todo a la intervención occidental en la zona, incluyendo la defensa a ultranza de Israel y la protección a los dictadores locales.
Una pena, ¡con lo bien que empezaba el libro!
Supongo que tendría que haberlo acabado de leer antes de recomendarlo, pero aún mantengo que las primeras 400 páginas son una obra maestra.
Un saludo, navaja, y espero que encuentres el libro que te está buscando a ti. (¿Era así esa cursilada, no?)
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