6.7.06

El testamento de B.W.



El valiente y numeroso equipo de periodistas que nutre este blog ha averiguado, tras una larga investigación, que, cuando Billy Wilder murió, tenía algo fuertemente agarrado en su mano derecha.

Gracias a una herramienta metálica y a un uso algo liberal de la fuerza bruta, se pudo arrancar el objeto de la mano agarrotada.

Era una libretita.

En la primera página, unas anotaciones a lápiz, en la ininteligible caligrafía del maestro.

Por fin, ahora, coincidiendo con el centenario de la muerte del director y guionista, se han podido descifrar esas últimas palabras.

Al parecer era una serie de consejos para los jóvenes guionistas.

El trabajo de traducción ha puesto a prueba a nuestro nutrido plantel de expertos y asesores externos.

Pero, por fin, podemos poner esos consejos a disposición de nuestros lectores.

Aquí están:

1. El público es caprichoso…
2. Así que agárralo del cuello y no lo sueltes
3. Desarrolla una línea de acción clara para tu protagonista
4. Ten claro adónde vas
5. Cuanto más elegante y sutil seas ocultando los giros de tu guión, mejor escritor serás.
6. Si tienes un problema en tu tercer acto, el problema de verdad está en el primer acto.
7. Un consejo de Lubitsch: deja que el público sume dos más dos, te querrán para siempre.
8. Cuando escribas una voz en off, ten cuidado de no decir lo que el público ya está viendo. Asegúrate de que añade algo a la imagen.
10. El acontecimiento que cierra el segundo acto desencadena el tercero.
11. El tercer acto tiene que ir cada vez más, más y más rápido hacia el desenlace. Y una vez llegado, se acabó. No te enrolles más.


Ejem…

Bueno, la historia real es que el maestro le enunció estos consejos a Cameron Crowe y los he traducido de aquí.

Y, como la principal norma de Wilder, a pesar de no estar en este decálogo, era no aburrir, nunca aburrir, este texto acaba… aquí.

9 Comments:

Blogger PIANISTA EN UN BURDEL said...

Chapeau.

2:17 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

Fácil de decir, difícil de hacer (y él lo hacia). En fin... graaaande entre los grandes.

8:07 a. m.  
Blogger Q said...

Como Dios, aunque con un mandamiento más.

8:52 a. m.  
Blogger Bienvenida said...

Ole! Artistas! (Ambos.)

11:48 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

Gracias por refrescar la memoria, Dani.

El único que no recordaba es el quinto, que además me ha sorprendido bastante: eso de esconder los puntos de giro elegantemente es (por desgracia) una práctica casi abandonada, ¿no?

Parece que con el coñazo que dan los Syd Field y Robert McKees de turno, muchos guionistas (y me incluyo) están tan orgullosos de sus estructuras que sólo les falta poner un letrero sobreimpresionado anunciando puntos de giro, inciting incidents y demás.

Por mi trabajo en la tele, doy fe que los productores (alguno hay que sabe lo que es un punto de giro) quieren que se deletreen.

Habrá que desandar lo andado, qué sé yo.

(Recuerdo que lo que más me sorprendió de "Hable con ella" fue precisamente que los puntos de giro estaban en off y funcionaban que te cagas. Y eso que siempre he lamentado que Almodóvar no trabajara con algún guionista que le metiera cañita.)

12:12 p. m.  
Blogger Daniel said...

Y tanto, Mariano, a mí también me extrañó lo de los puntos de giro.

Hay muchas pelis, incluso muy buenas, en las que llega un momento en el segundo acto en el que todo está paralizado: el prota ha encontrado un obstáculo imposible, el testigo clave se ha rajado, lo que sea... y entonces, sabes que va a llegar el punto de giro.

Recuerdo que cuando vi "Veredicto Final" y alguien deslizaba una carta bajo una puerta pensé: "ahí va un plot point metido en un sobre" (sí, yo pienso entre comillas, ; ) )

Supongo que lo que quería decir Wilder es que cuando los puntos de giro quedan demasiado claros, se ve un poco la mano del guionista. Tal vez sea preferible que lleguen de una manera algo sorprendente, ¿no?

Sobre lo de "Hable con ella" estoy muy de acuerdo en lo del guionista que le metiera cañita a Almodóvar.

12:36 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Hola. Estos consejos los leí en "Conversaciones con Billy Wilder" de Cameron Crowe (Alianza Editorial) Cuando me lo regalaron, me recordó al de Hitchcock-Truffaut, y pensé que coño hace un tipo como Crowe con un genio como Wilder (Me gustan un par de pelis suyas pero no pasa de aquí)
Pero cuando lo leí por 1a vez pensé que lo podía haber hecho antes. Porqué, una vez quitado el polvo, pude comprobar que también está impregnado de la fina ironía del eterno maestro. ¡Un buen libro, vaya!

6:28 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

Quizá Wilder quería decir con lo de disimular los plot points que éstos tienen que estar integrados orgánicamente dentro de la historia, de modo que no se vea el dedo del guionista apretando la tecla. Él siempre comentaba lo orgulloso que estaba del modo en que CC Baxter descubría que Fran Kubelik es la chica con la que su jefazo está yendo a su apartamento, cuando ella le enseña su espejito roto. Creo que sería un ejemplo.
En el ejemplo de the Verdict, lo interesante del sobre bajo la puerta, es que no se trata de un mensaje de un aliado secreto con información valiosa para el juicio, sino simplemente una factura de teléfono, que a su vez da una idea a Frank Galvin para localizar a la enfermera desaparecida. A mí me parece que funciona.

2:37 p. m.  
Blogger Daniel said...

Cierto, anónimo, supongo que el sobre bajo la puerta es una versión del clásico "¡Eureka!"... como cuando un detective ha estado intentando averigüar cómo se cometió el crimen.

De pronto, mientras habla con un compañero, ve a un niño pasar con un juguete. Chasquea los dedos. Ya lo tiene. El único que no se entera es el compañero, que le sigue hablando durante un momento. Evidentemente, el detective no le escucha, farfulla una disculpa y echa a correr mientras el compañero se queda en primer plano, mirando al niño del juguete, sin entender nada.

2:11 a. m.  

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