2.11.10

Consultorio: ¡¡Thriller!!

Hola, estoy tratando de escribir el guión de un policiaco. A pesar de haber escrito algún guión de televisión de este género, me doy cuenta de que tengo dificultades para manejarme con este tipo de tramas.
Hay momentos en los que me pierdo en el laberinto de mi propia historia, y otros en los que temo ser demasiado simple. ¿Me podéis recomendar alguna lectura que me de claves para hacer mi historia mejor construida y más convincente? Y con esto no pretendo que nadie me de una "fórmula", sino principios a tener en cuenta en este tipo de historias.
Bueno, nada más, y gracias por vuestro tiempo.

C.

Hola, C., a pesar de que no soy un especialista en thriller, cuando llegó esta consulta a la espaciosa sala de correo de Bloguionistas, di un respingo. El Pianista, estaba cargando su arma recortada para salir a emprender una de sus excursiones de castigo por la ciudad, Chico Santamano repasaba un vídeo con los mejores momentos de Gran Hermano… así que, con cierta rapidez, aproveché su despiste para robar tu carta y traérmela a casa para contestarla.

¿Por qué tenía ganas de responder?

Por que yo he estado ahí.

Hace unos años, acababa de escribir un guión de largo para un productor, que quedó bastante satisfecho. Era una historia de amor. Me preguntó, con esta informalidad de los productores, que creen que un guionista siempre acarrea un saco lleno de ideas, si tenía “algo” para una TV movie. La verdad era que sí. Por una vez estaba preparado para esa pregunta. Unos meses antes un compañero de piso, redactor de sucesos en una radio local me había contado cierto suceso truculento y había empezado a documentarme sobre el asunto. No sé ni cómo pero… logré escribir un tratamiento inspirado en este hecho real que gustó tanto al productor y a las teles implicadas que, de pronto, el proyecto dejó de ser una TV movie y pasó a ser una película de cine.

Hasta ahora, excepto por el pequeño detalle, intrascendente aquí, de que el productor no era ejemplar en el asunto de los pagos, todo parece una estupenda historia de éxito profesional.

¿Qué pasó entonces?

Que me encontré, yo solo, intentando escribir un guión de largometraje basado en aquél tratamiento no excesivamente detallado.

Por no ser demasiado dramático, diré que simplemente fue horrible, espantoso, apocalíptico. La historia se me escapaba por todas partes. Intentaba atar unos cabos y éstos se desataban por otro lado. Llegué a creer que me estallaba la cabeza. Peor aún, pensé que nunca iba a poder escribir aquello.

Imagino que, más o menos, estás ahí, C.

Esta sensación sólo me ha ocurrido trabajando en thriller. He escrito comedias, dramas, historias con elementos fantásticos, estoy preparando un musical sobre varios relatos de Los Hollister… pero sólo escribiendo aquél thriller me he sentido como un niño manco nadando en un mar lleno de tiburones. Es una impresión personal, pero creo que hay algo en este género que lo hace particularmente complicado. Al menos según mi experiencia, escribir algo de género claramente fantástico es menos complicado. Una historia de fantasmas, por ejemplo, una vez definidas las maneras en que se realizan estas manifestaciones sobrenaturales, te da un marco claro de lo admisible o no dentro de la película.

Pienso que el thriller, en cambio, hace que el guionista se plantee constantemente si el público se “creerá” o no la historia. Lo mismo ocurre con el propio autor, cuyas fases de crisis suelen ser porque él mismo no se cree que esa gente esté matando por un “Objeto que Cambiará el Mundo” (y que, evidentemente no es más que un McGuffin) o que no sabe cómo evitar que el protagonista vaya de una vez a la comisaría de policía y ponga, de una vez, todo ese lío en manos de profesionales. Uno puede llegar a ponerse muy estricto en cuanto a la verosimilitud (y esto puede bloquearle) o demasiado indulgente (y su guión puede resultar una sucesión de secuencias que resulten caprichosas y, por lo tanto, poco interesantes).

Escribiendo un thriller te ves obligado a “cerrar puertas”, eliminar las opciones que cualquier persona normal seguiría, para conducir a tu protagonista a través de una sucesión imparable de situaciones tensas que cualquier ser humano corriente trataría de evitar.

En cierto sentido, diría que es el género más “tramposo” o, por decirlo de manera menos hiriente, tal vez el género en el que el guionista tiene que usar todos sus trucos. Incluso en los clásicos del género se pueden encontrar saltos lógicos poco defendibles.

En mi caso, parece que me había quedado sin suficientes trucos para completar aquél guión.

¿Qué hice entonces?

Llamé a un amigo.

Le pedí que escribiera conmigo el guión. Afortunadamente, además de ser amigo, era un estupendo guionista que ahora se dedica casi exclusivamente a la novela. Caso de ser un amigo mecánico de automóviles tal vez las cosas no hubiera ido tan bien.

Lo que era una tortura a solas se convirtió en una serie de hilarantes desayunos en el Vips de Fuencarral en los que, además, nuestro guión avanzaba considerablemente.

Juntos escribimos nuestra versión definitiva (aunque luego, el director, sin contar con nosotros, hizo una última), de la que quedamos bastante satisfechos. Cobramos tarde, pero bien, la película se hizo, con presupuesto mínimo, y se estrenó en Zabaltegi y, después, tuvo una carrera comercial breve y discreta. Pero ésa es otra historia.





He preguntado a mis compañeros de Bloguionistas por algún libro especializado en guión de thriller. David Muñoz y Ángela Armero me han citado este de Andre Jute (que, por cierto, está dedicado a la escritura de novelas de este género, no específicamente a guiones) pero no me lo han recomendado con gran entusiasmo. Una búsqueda en Amazon arroja unos cuantos resultados, pero tampoco parece haber mucha literatura especializada en guión cinematográfico. Robert McKee, en su seminario sobre el Género dedica un día al thriller. Le estuve viendo en Lisboa y fue bastante interesante. Anunció un libro dedicado a este género pero… por lo que veo en su tienda online no ha sido publicado todavía.

Dejando de lado los libros, otra opción es ver unas cuantas películas de un género parecido al tuyo e “inspirarte” en ellas. A partir de cierto grado de inspiración el asunto puede dejar de ser moral. A partir de otro grado más, dejará incluso de ser legal. Pero, de todos modos, con frecuencia, siendo conscientes o no, usamos un recurso visto en otra película y muchas veces nadie lo nota. Al adaptarlo a otra historia, al variar las circunstancias, el recurso imitado queda tan camuflado que nadie lo reconocería.

Sin embargo, creo que, por útiles que sean, ni libros ni charlas ni películas pueden hacer la función que haría un colaborador. Según mi experiencia, escribir un thriller es como fabricar un coche blindado. Cada poco rato tienes que salir y... disparar contra lo que acabas de inventar, sometiéndolo a la prueba de la credibilidad. Uno puede hacerlo solo, pero creo que algo de compañía se agradece. Muchas veces uno necesita a una persona que escuche las propuestas, las critique y aporte algunas posibles soluciones. Y lo haga en tiempo real, replicando a lo que uno acaba de proponer. Eso no lo hace un libro. No lo hace una peli “inspiradora”. Ni siquiera lo hace McKee.

Entiendo que todos solemos tener reticencias a la hora de contar con otro guionista (por orgullo, por pereza, por voluntad de control sobre la historia y, sobre todo, me temo, por la pasta, que habrá que repartir) pero, al menos en mi caso, fue una decisión de la que nunca me he arrepentido y por eso quería compartirla contigo.

Por supuesto, hay soluciones intermedias entre escribir solo y coescribir con otra persona: recurrir a alguien que haga de “frontón” escuchando de vez en cuando tu historia, buscar a un story editor profesional (puedo darte algunos nombres, si los necesitas), asaltar a diferentes amigos para que lean las sucesivas versiones de tu trabajo y te ayuden a decidir si conservar o no esa escena en la que la banda de los Moldavos se lleva el uranio enriquecido…

Ése es mi consejo, basado en mi experiencia, pero... cada uno encuentra las fórmulas que funcionan en su caso. Te deseo toda la suerte del mundo. Y me gustaría que nos contaras cómo y cuando saliste del atasco. Porque, de eso no hay duda, de estos líos siempre logramos salir.

Un saludo y gracias por tu consulta.

ACTUALIZACIÓN (día 2, 17h30)

En la entrada original cometí el error de identificar “policiaco” con “thriller” ya que era éste el término usado por C. en el “asunto” de su mail, pero no en el propio mensaje. Sin ser un gran experto en categorías y géneros, diría que, en general, un policiaco suele estar englobado dentro del thriller. Lo contrario, en cambio, no es cierto (hay muchos thrillers que no pueden calificarse de policiacos. “Con la muerte en los talones”, “El Fugitivo” y muchos otros).

La respuesta original estaba más pensada para este tipo de thrillers en los que el punto de vista no está en los investigadores que tratan de esclarecer un misterio.

En el subgénero policiaco, en cambio, el punto de vista está casi siempre en el investigador, sea cuál sea su condición. Lo que conduce la historia es esta investigación y el final lo determina la resolución (satisfactoria o no) del caso. Como me apunta mi amigo y excelente guionista JM Ruiz Córdoba, en el caso de este tipo de tramas (tipo whodunit) lo primero que suele pensar el guionista es quién cometió el crimen y cómo lo hizo. En el caso del famoso relato de Roald Dahl, el ama de casa mató a su marido con una pata de cordero congelada que luego ofrece para comer al policía que investiga el crimen.

Una vez que uno tiene esa brillante idea el resto del trabajo suele consistir en cubrir las huellas, es decir, en llenar la historia de falsos culpables, arenques rojos y obstáculos para que el investigador tarde 90 minutos en ver aquello que, habitualmente, suele tener delante de sus ojos.

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