Muere Azcona

Tres intentos.

Éste es el cuarto.

¿Qué escribir?

No le conocí. No tuve esa suerte.

Vi muchas de sus películas.

Plácido, El Verdugo y Belle Époque son mis favoritas.

Me encantaría escribir un guión que llegara a la altura de las suelas de los zapatos de los suyos, pero no es el caso ni lo será.

(Y la frase anterior es una demostración de lo que enuncia. Yo diría que es absolutamente ininteligible, a no ser que uno suponga que los guiones de Azcona lleven zapatos).

Durante décadas, Azcona fue El Guionista.

Hubiera sido el mejor en cualquier época pero es que, en la suya, era, además, casi el único.

Pocas series televisivas y mucho director-autor.

Durante décadas, Azcona fue La Profesión. Fue el tipo que atraviesa la tormenta protegiendo una vela, intentando que no se apague la llama.

Sigue habiendo mucho director-autor, pero llegaron las televisiones privadas, así que ahora somos más. Como las carretillas elevadoras y los comités de empresa, los guionistas sólo aparecemos ahí donde hay industria.

Así que, comparando con los viejos tiempos de Azcona, ahora somos muchos.

Pero, como me decía aquella ex-novia imaginaria, "no confundas cantidad con calidad, cariño".

Ojalá entre todos nosotros haya uno solo que valga la mitad que Azcona.

Más (y mejor) sobre Azcona en casi cualquier sitio. Una buena selección de enlaces en este post del blog de la editorial Plot.