24.11.07

Después de ver Studio 60 (II)



Ya sabéis que Studio 60 on the Sunset Strip es una serie de la NBC sobre cómo se produce un programa de variedades en directo muy parecido a Saturday Night Live, que emite la propia NBC desde 1975.

(Por cierto, 30 Rock, otra serie de la misma cadena trata de… lo mismo. Esta vez en tono cómico y duración de 21 minutos por episodio. 30 Rock sí consiguió renovar y se está emitiendo la segunda temporada).

La serie de Sorkin no funcionó entre el público.

No se tarda demasiado en ver porqué.

Os resumo un poquito del argumento.

Un productor y un jefe de guionistas son fichados a golpe de talonario por una brillante (todo el mundo es brillante en una serie de Sorkin) y guapa ejecutiva para que regresen al programa “Studio 60”, el mismo del fueron despedidos cuatro años antes por emitir un sketch considerado "poco patriótico".

Estos inteligentísimos amigos: Matt y Danny (Matthew Perry, el Chandler de “Friends” y Bradley Whitford, el Josh de “El Ala Oeste”) toman las riendas del programa y consiguen que la audiencia mejore.

El problema es que… esos sketches tan divertidos que están resucitando el programa… no resultan nada divertidos.

Peor aún, son sketches malos y con pretensiones. Están cargados de “mensajes” críticos, especialmente, contra la derecha religiosa norteamericana.

Como en toda serie de Sorkin (y su inseparable productor y director Thomas Schlamme), los personajes no dejan de moverse a toda velocidad por un gigantesco escenario sin dejar de pronunciar eternas e ingeniosísimas parrafadas que un mortal apenas podría comprender (no digamos ya responder con el mismo o mayor ingenio).

El contraste es curioso: todo lo que son capaces de escribir esas brillantes mentes son esos número cómicos tan llenos de pretensiones y tan escasos de gracia.

(Afortunadamente para todos, los sketches fueron desapareciendo progresivamente de la serie. Sin embargo, ya era tarde: el público había dado la espalda a "Studio 60")

Tal vez es que el humor y el “mensaje” no se llevan demasiado bien.

Y tal vez es que, en el fondo, lo que le va a Sorkin es la épica. La lucha de un equipo admirable trabajando duro.

La cuestión es que en “El Ala Oeste” los personajes discutían sobre la conveniencia o no de atacar un país. En “Studio 60” más o menos con el mismo tono intenso y grave, hablan de... si conviene incluir un sketch o no.

No es lo mismo, ¿verdad?

Quienes esperaban que ésta fuera una serie ligera y cómica sobre un programa ligero y cómico se sintieron decepcionados.

Con razón. Porque, en el fondo, “Studio 60”, y se va viendo más y más conforme la serie avanza, habla de otras cosas.

En gran medida, "Studio 60" trata de lo difícil que ha sido escribir en los Estados Unidos en los últimos años.

Sí, desde el 11-S, cómo no.

La serie nos presenta unos Estados Unidos… divididos. Rotos entre una derecha conservadora y cristiana y una izquierda liberal que, a pesar de ser despreciada por (y despreciar a) la primera, es la encargada de entretenerla.

Nos habla de cómo la religión va tomando el control del ámbito público y cómo los no creyentes comienzan a sentirse aislados en su propio país.

Sin embargo, Sorkin coloca a los personajes más escépticos en materia religiosa, en situaciones que les hacen desear tener fe, tener un dios al que rezar.

La serie nos habla también de cómo, poco a poco, una mitad del país se apropió de los símbolos nacionales, que no dudó en utilizar para sacudir con ellos a cualquiera que se atreviera a criticar a su presidente. (Por ejemplo, por lanzarse a una guerra mal concebida. Sí, se habla de la guerra en la serie, Sorkin tira al monte...)

En uno de los primeros episodios, un viejo entra en el teatro en el que se graba el programa y trata de llevarse una foto en blanco y negro. Los servicios de seguridad le detienen antes de que lo logre. Después de un largo rato en que el hombre parece delirar, logran sacar en claro que… el viejo era uno de los de la foto. Uno de los antiguos guionistas del programa, víctima de la caza de Brujas del senador McCarthy.

McCarthy les acusaba de comunistas, rojos o antipatriotas.

Muchos años más tarde, el gobierno y su partido empleaban esos mismos adjetivos para descalificar a quienes, simplemente, se oponían a ciertas decisiones políticas. Pasó hace muy pocos años en Estados Unidos.

Pero no sólo allí.

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3 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Aunque admito que los sketches son sorprendentemente mediocres no creo que el interés de la serie decaiga mucho a causa de ellos. En otro sentido, es verdad que el preciosismo dialéctico de Sorkin puede resultar cargante y, para algunos, hasta cierto punto, inverosímil en contextos de menor empaque como el televisivo, pero es justamente ahí donde disiento porque, para mi, la lucha por la independencia o el ejercicio inteligente de la libertad creativa frente a la mediocridad ideológica del poder magnifican cualquier escenario posible. Y si eso es ser pretencioso o aspirar a ser más de lo que uno es, aunque sea por una vez, bienvenido sea.

1:24 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

¿Por cierto se sabe algo de la edición de la serie en DVD en España? Y ya puestos a pedir, ¿se sabe algo de las temporadas 6 y 7 de The West Wing? Me muero de ganas por ver esta serie.

3:26 p. m.  
Blogger Unknown said...

Estoy con quim. No creo que no gustase por los sketch. Me pega más por la temática tan volcada al lado de la libertad creativa versus pensamiento correcto...Es un tema excesivamente intelectual para el gran público, y no lo estoy menospreciando, sólo que la mirilla está puesta en un lado donde no hay tanta peña... Lo realmente jodido es leer los subtítulos y ver la imagen al tiempo...

6:21 p. m.  

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