Este hombre.
Sí, éste.
Ejem.
Yo diría que es uno de los guionistas del año.
Del año pasado por lo menos.
Pensaréis, ¿quién carajo es este tipo?
Y yo os lo voy a decir.
Después de unos cuantos cambios de párrafo que me permiten hacerme el interesante.
Digamos que cada uno de estos saltos es como ese horrendo alzar de cejas del tipo que está presumiendo en una conversación de que sabe el nombre del director de fotografía de Bergman y tú no tienes ni idea... y el tío prolonga la agonía y tú quieres matarle.
Bueno, el tipo de la foto es Peter Morgan.
Bien, ahora unos cuantos saltos más para hacerme el interesante sobre quién demonios es Peter Morgan.
Uno
Dos
Tres.
Yo diría que en la última edición de los Oscars, además de los obvios
Arndt y
Monahan, hubo otros ganadores: Mak y Chong, los chinos que escribieron
Infernal Affairs, y Peter Morgan.
Entendemos lo de los chinos pero... ¿
Peter Morgan?
Bien, este tipo de la foto escribió “
The Queen” y coescribió “
El último rey de Escocia”. Es decir, que creó (¿recreó?) los dos personajes que acabarían dando los Oscars a Helen Mirren y a Forest Whitaker.
Algunos llegaron a notar la casualidad de que este año los dos ganadores interpretaran a personajes históricos. Pocos se dieron cuenta de que... tras Isabel II de Inglaterra e Idi Amín, estaba la misma persona.
Si el siglo XX no hubiera estado tan animado en Centroeuropa, Peter Morgan ni siquiera debería llamarse así. Es hijo de una polaca que huía de los comunistas y un judío alemán que huía de los nazis y abrevió su apellido Morgenthau por Morgan al llegar al exilio en Gran Bretaña.
En su juventud Morgan se incorporó a la compañía teatral de su universidad, la de Leeds. Y, a decir de su compañero Alistair McGowan, no era mal actor. Incluso le robaba la escena con bastante frecuencia, admite en
este artículo. Sin embargo, una noche, cuando representaba al rey en “
Trabajos de amor perdidos” de Shakespeare, sin razón aparente, Morgan tuvo un ataque de pánico.
Desde esa noche, Morgan dejó de actuar y se dedicó a escribir, junto con otro estudiante, Mark Wadlow. Primero una pequeña obra de teatro, luego guiones para unos vídeos educativos.
Sin embargo, en el interesante artículo del Observer del que he sacado gran parte de la información para este post, McGowan dice que en la obra de Morgan se nota su experiencia como actor. McGowan sostiene que muchos de los mejores guionistas han tenido cierta formación como actores y conocen la manera de escribir diálogos, por ejemplo (¿Qué opináis de esto, por cierto?).
Sea por esta característica o por otras... el caso es que Morgan, ya sin Wadlow, empezó a encadenar trabajos de guionista en televisión: The Jury, Metropolis, Enrique VIII y
The Deal.
Esta última fue una
Tv movie que dramatizaba el acuerdo que alcanzaron en el restaurante Granita de Londres Gordon Brown y Tony Blair para repartirse cargos en el partido laborista y, posteriormente, en el gobierno británico. Poder, historia, y... licencias poéticas. Morgan imagina las conversaciones, como si hubiera estado realmente ahí. El actor que representaba al rey en las obras de Shakespeare va encontrando sus temas.
“
The Deal”, dirigida por Stephen Frears, fue el precedente inmediato de “
The Queen”. El mismo guionista, el mismo director y el mismo actor, Michael Sheen, interpretando al joven y ambicioso Blair.
Precisamente Sheen interpreta ahora, en una obra de teatro de Morgan, a otro británico, el periodista David Frost que entrevistó a Richard Nixon (Frank Langella en la obra) en una serie de programas de televisión en los 70 y logró arrancarle por primera vez una tácita confesión de haber organizado las escuchas del escándalo Watergate. (
Aquí, una crítica de Marcos Ordoñez sobre la representación de Londres)
Frost – Nixon, que así se llama la obra que recrea estas entrevistas, está representándose en
Nueva York ahora mismo después de triunfar en Londres. En
Imdb ya se habla de una adaptación al cine, dirigida al parecer por Ron Howard. También se informa de que “
The other Boleyn girl”, con Scarlett Johansson y Natalie Portman, está en posproducción. La adaptación de la novela de Philippa Gregory ha corrido a cargo de Peter Morgan, claro.
Supongo que cada noche, antes de leer esa extraña combinación de Shakespeare, prensa internacional y libro de historia que debe de llevarse a la cama, Morgan le da las gracias a quien deba dárselas por aquél súbito ataque de pánico.