Agradecerte no sólo el blog, sino tu actitud y tu ofrecimiento, siempre dispuesto a ayudar a través de la red a la gente (sobre todo a los almerienses). Gracias, de verdad.Gracias a ti por preguntar.
Lo del tuteo te lo perdono. Pero lo de llamarme David... eso sí que no, Melchor.
(- Un actor malagueño conocido internacionalmente... No caigo... ¿Pepón Nieto salta a la dirección?-)
Bien, como has visto al escritor por ahí, en las librerías de Málaga, y no pareces especialmente impresionado por ello, deduzco que está vivo o, por lo menos, no lleva setenta años muerto.
Y eso, para ti, admitámoslo, es una pena.
Los derechos sobre su obra le siguen perteneciendo a él. Y a la editorial a la que se los haya cedido. (En la Wikipedia hay una interesante
entrada sobre los derechos de autor, cómo surgieron, por qué son diferentes en el mundo anglosajón y en la Europa Continental...)
Volvamos a tu caso, Marcial. ¿Qué hacer si quiero adaptar una obra con derechos de autor vigentes?
Lo mejor es hablar con el autor, su representante, su editorial, o quien se ocupe del asunto para enterarse de si alguien tiene ya esos derechos. Es posible que alguien esté ya montando el proyecto, o moviendo un guión basado en esa misma obra.
Sé que resulta un tanto violento para alguien que empieza ponerse en contacto con un autor, editorial, etc. Pero, al menos según mi experiencia, si uno se dirige a ellas con educación, estas personas resultan mucho más accesibles y amables de lo que uno podía temer.
Otra cosa es que te vayan a dar los derechos.
Y menos gratis.
Lo razonable es intentar conseguir una opción temporal sobre esos derechos, pagada o no, dependiendo de las posibilidades de uno y las pretensiones del otro.
Si se llega a algún acuerdo, perfecto y adelante con el guión. Si no, no habrás perdido el tiempo escribiendo algo que nunca nadie va a poder ver.
Vale... todo lo de arriba era la respuesta razonable. La que te daría una parte de mi cerebro.
La otra parte de mi cerebro te dice que hagas lo que de verdad te apetezca: si necesitas escribir ese guión, abordar al autor en el mercado, entregarle tu magnífica obra y cantar bajo su ventana todas las noches para convencerle... hazlo.
Eso sí, no olvides que tal vez ni siquiera haciendo todo lo anterior consigas que te dé una opción sobre los derechos. Tal vez tu guión no se vaya a rodar nunca jamás (que es lo que les pasa a casi todos los guiones que se escriben. Yo creo que tengo por ahí ocho o nueve largos en una estantería...)
Pero habrás escrito un guión. Y esa es la mejor manera de aprender el oficio, ¿no?
Así que, ya ves, por el mismo precio, te doy dos consejos. Y, además, contradictorios.
Creo que lo mejor es que... Hagas lo que quieras.
Que es lo que ibas a hacer de todas maneras, como hacemos todos, claro.
Mucha suerte y cuéntanos qué parte de tu cerebro se ha impuesto, Manuel.